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Rafael Blasco y Juan Cotino, los dos polos de atracción del presidente Camps
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VALENCIA. Para los que critican la uniformidad dentro del PP valenciano hay un claro ejemplo de almas contrapuestas que desmonta la teoría de la rigidez en la formación que lidera Francisco Camps. Rafael Blasco y Juan Cotino son dos perfiles antagónicos dentro del Consell, aunque ambos coinciden en la habilidad para mantenerse en el Gobierno valenciano y también, en cierta opacidad en sus maniobras políticas y administrativas.
El camaleónico Rafael Blasco, actual portavoz del grupo popular en Les Corts y conseller de Solidaridad y Ciudadanía, creció en la izquierda más radical (militó en el PCE y en el FRAP) y evolucionó hasta convertirse en un todoterreno ideológico capaz de defender de forma efectiva cualquier postulado que dicte la necesidad del partido o administración en la que se encuentre.
En la otra esquina se sitúa el vicepresidente tercero y conseller de Medio Ambiente y Agua, Juan Cotino, proveniente de la rectitud propia del Opus Dei y cuya característica principal es la constancia y tesón para lograr que la influencia del sector democristiano siempre se manifieste en cualquier área de las instituciones valencianas. Un auténtico defensor de la cuota 'sagrada'.
Los dos 'pesos pesados' en el engranaje del Gobierno valenciano han tenido sus disputas en los últimos meses. La última de ellas, a raíz de la ley de Custodia Compartida que el grupo popular prometió sacar adelante en la legislatura. Juan Cotino trató de retrasar su aprobación y que el mandato expirase sin que la ley viera la luz. Pero Rafael Blasco logró, junto a Serafín Castellano, tramitarla antes del fin del periodo parlamentario.
Aparte de los conflictos concretos, se percibe una distancia notable e insalvable en los perfiles de ambos dirigentes, a los que sólo les vincula la cercanía con Francisco Camps.
Rafael Blasco se siente cómodo en actos junto al presidente provincial del PP en Valencia, Alfonso Rus, con quien ha compartido muchos de los almuerzos locales que éste organiza los sábados. En los 'tira y afloja' protagonizados entre Cotino y Rus, ya fuera por candidaturas locales o por tensiones entre juventudes del partido, Blasco suele mostrar en el ámbito interno su simpatía por el presidente de la Diputación.
PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE DOS ACTIVOS ANTAGÓNICOS
En sus ocho años de mandato, el presidente Francisco Camps se ha apoyado de forma notoria en Cotino y Blasco. El primero fue su valedor en sus inicios, apoyándole en su carrera y sus contactos en Madrid y después sosteniéndole en la lucha contra el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana. Fuentes del partido aseguran que Cotino fue el que, tras las primeras tensiones con el entonces ministro de Trabajo, convenció a Francisco Camps de que debía imponer su criterio como jefe del Consell. "Tú eres el presidente de la Generalitat ahora", le subrayó Cotino, según cuentan fuentes de aquel Gobierno.
El vicepresidente tercero fue uno de los artífices de la estrategia inicial en el caso Gürtel de 'negación absoluta' de los hechos. Una postura que no funcionó y que aún hoy es criticada por activos del partido en el ámbito nacional. Como muestra un botón: el líder del PP murciano, Ramón Luis Valcárcel, lamentaba ayer la "torpeza" de sus colegas valencianos en la estrategia sobre Gürtel.
Por otra parte, Cotino también ha sido hostigado por las adjudicaciones a la compañía familiar Sedesa (finalmente ha sido situada en la órbita de Ezentis) en relación, sobre todo, a la gestión de residencias para mayores. Además, esta empresa también aparece en un auto del caso Gürtel entre las compañías valencianas que podrían haber financiado actos del PP.
Por su parte, Rafael Blasco ha pasado por las más variopintas carteras en el Gobierno valenciano. Su experiencia es valorada por el jefe del Consell quien, al inicio de la legislatura, pareció arrinconarle en un área inédita y con poco presupuesto: Inmigración. Con una capacidad de maniobra reducida, Blasco ha logrado presencia mediática notable aunque no siempre positiva, como en el caso referente a la opacidad de las subvenciones a las ONG's.
No obstante, cuando la situación en el caso Gürtel se complicó, Francisco Camps le otorgó galones en Les Corts y en la campaña (coordinador del programa electoral) para reconducir el atosigamiento mediático sufrido por el presidente.
A Blasco también se le ha atribuido el impulso en la sombra del Partido Social Demócrata (PSD), una formación que ha logrado relevancia en ciertas localidades restándole votos y concejales al PSPV.
El futuro de estos dos veteranos dirigentes políticos todavía es incierto. Blasco tiene buena relación en Génova con Esteban González Pons y Soraya Saénz de Santamaría. Cotino, por su parte, goza del apoyo de dirigentes del ala más conservadora, como Jaime Mayor Oreja. Las fuentes del Gobierno valenciano consultadas por este diario apuntan a la continuidad de ambos aunque puntualizan que Juan Cotino podría marcharse a Madrid, como ha dejado entrever alguna vez el propio dirigente. El destino de Rafael Blasco estará dirigido, según señalan, a una conselleria de peso como Educación o incluso una macroárea.
Fuentes del Consell consideran que pesará a favor de Blasco la situación delicada que atravesará Francisco Camps tras las elecciones autonómicas y locales con el avance de la causa de los trajes. En esta tesitura, las cualidades para la estrategia del dirigentes alcireño pueden beneficiarle para mantenerse cerca del jefe del Consell. Algunas fuentes del PP consideran que, además, Blasco puede ejercer de pacificador en el partido si las cosas se tuercen para el presidente Camps.
Actualmente, Paula Sánchez de León como directora de campaña y Antonio Clemente, como secretario general del PPCV, son los que vienen controlando la formación en el ámbito orgánico. Sin embargo, según subrayan fuentes locales, Blasco podría ser un interlocutor válido con los líderes provinciales en un momento de tensión máximo si Camps es declarado culpable y se pone en duda su continuidad desde Madrid.
Por su parte, Juan Cotino goza del respaldo del ala democristiana del partido. El vicepresidente tercero ha sabido repartir dirigentes afines a la causa en diversos lugares de la administración y, también, ha logrado situar algunos de los representantes de su cuota de cara a las elecciones locales. No obstante, su poder territorial es mínimo y los líderes provinciales guardan las distancias con él.
Dos perfiles contrapuestos para ejercer de consejeros de Francisco Camps. El presidente de la Generalitat, si repite la victoria electoral, deberá elegir a qué 'pesos pesados' de su Gobierno debe escuchar en las situaciones difíciles. Blasco y Cotino serán en el futuro próximo del PP valenciano personas que pueden reforzar su posición influyente en el Consell y en el partido. Ahora bien, sus recetas para sacar de los posibles atolladeros políticos de su líder serán, a buen seguro, radicalmente distintas: ¿a quién escuchará Francisco Camps?
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