Opinión
La doctrina Montero sobre el encubrimiento de Luna
El portavoz socialista en las Cortes Valencianas, Ángel Luna, ha sido inculpado de un delito de encubrimiento por el magistrado del TSJ de Valencia, Juan Montero Aroca (que no es de la carrera judicial, sino nombrado magistrado a propuesta del PP -doy este dato que es objetivo-). El 24 de marzo pasado, Luna exhibió y leyó un informe policial sobre los gastos de la visita del papa, que constaban en diligencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid sobre la trama Gürtel y que habían sido declaradas secretas.
Los gastos realizados por la Generalitat y el Ayuntamiento resultan alarmantes pues se calcula un mínimo de 24 millon es de euros, y no llegó a 48 horas la estancia del papa. La televisión valenciana tuvo un coste de más de 14 millones de euros, cuando se sabe que en las visitas del papa las televisiones de Cataluña y Galicia se gastaron 1 y 1,5 millones respectivamente. Buena parte de esa cantidad fue a parar a Teconsa, firma ligada a la trama Gürtel. Y el conseguidor, El Bigotes -el amiguito del alma y a quien quiere un huevo el presi- pagó un millón de euros en comisiones ilegales.
Los dirigentes del PP primero denunciaron y luego se querellaron contra Luna por el delito de revelación de secretos. Tanto Luna como el ministerio fiscal solicitaron el sobreseimiento pues los hechos nunca podían constituir un delito de revelación de secretos. El magistrado Montero denegó el sobreseimiento hasta el reciente auto de fecha 22 de febrero pasado en el que dice que, efectivamente, nunca puede ser un delito de revelación de secretos, pues el señor Luna no está encargado de la conservación del informe que exhibió ante las Cortes; que pudo sobreseerlo antes, y que lo hace ahora en este auto, pero que le inculpa del delito de encubrimiento por dos razones: primera, que el señor Luna dijo que se encontró el escrito del informe policial sin sello sobre su mesa, lo que es muy sospechoso para el magistrado, pues antes se había informado que todo correo era registrado en los servicios administrativos. Segunda, porque al solicitarle que entregara dicho documento, dijo el señor Luna que lo tenía traspapelado o perdido, pues ya no lo consideraba necesario en cuanto 20 días después se había levantado el secreto y cualquier interesado podría leer dicho documento.
Lo que le parece al magistrado Montero es que está ocultando quién pudiera ser el autor de la revelación de secretos, y eso constituye un delito de encubrimiento de quien oculta o inutiliza los efectos, medios o instrumentos de un delito.
Consultada la jurisprudencia de los últimos 150 años no existe ningún caso de encubrimiento por delito de revelación de secretos, pues todos los supuestos se refieren a delitos de resultados como homicidios, lesiones, falsificaciones, tráfico de estupefacientes, al ocultar o inutilizar las armas, los instrumentos, o la droga. En realidad, Montero está inculpando de este delito por negar la fuente de su conocimiento, pero eso no es delito de encubrimiento, pues precisa la actitud positiva de ocultar o inutilizar un medio o instrumento, se trata de un delito contra la Administración de Justicia.
El documento que exhibió Luna no es medio o instrumento que impida conocer el autor de la revelación, pues este delito puede hacerse oralmente, telefónicamente, o por cualquier otro medio de comunicación, y sería absurdo pensar, como parece hacerlo Montero, que en el documento citado constara el autor de la revelación. Absurdo. Con esta teoría de Montero Aroca deberían ser inculpados todos los políticos o periodistas que publican documentos secretos y se niegan a declarar o a entregar los documentos que llegaron a sus manos.
Con la nueva doctrina, Montero debería también imputar el delito de encubrimiento al director de El País si no entrega todos los documentos del caso de Wikileaks, pues también eran secretos, y solicitar la extradición de Assange, si no descubre al autor de la revelación de secretos que afectaron al Gobierno y a Fiscalía y judicatura española. La doctrina Montero puede dar mucho juego. Se trata como siempre de matar al mensajero, y así distraer de lo que dice el mensaje.
(1) Es Ex-Magistrado del Juzgado de Alicante y Catedrático en la Universidad "Miguel Hernández" de Elche.
:::
No hay comentarios:
Publicar un comentario