Domingo 27 de marzo de 2011
Una espera marcada por la
desesperación
Víctimas de la Ley de Dependencia. Las trabas y las demoras de la administración se ceban, casi siempre, con los más desfavorecidos. "Popeye" es uno de esos beneficiarios de la ley que llevan años esperando la ayuda.
osé Antonio Alcaraz está al borde de la desesperación, y no es para menos. "Popeye", como le gusta que le llamen y como le conoce buena parte de la sociedad ilicitana, sufre diversas mutilaciones que le afectan fundamentalmente a sus extremidades y que avanzan a paso de gigante a cuenta de las secuelas de la galopante diabetes que padece.
Este ex vendedor de lotería solicitó en noviembre de 2008 que se le reconociera su situación de dependencia para cobrar la prestación correspondiente a su discapacidad. Más de un año después recibió una resolución del secretario autonómico de Autonomía Personal y Dependencia por la que se reconocía el estado de dependencia de Alcaraz, estableciendo que se encontraba en aquel entonces en una situación de grado dos y nivel dos, por lo que debería cobrar alrededor de 330 euros.
La esperanza se abrió entonces bajo los pies de este ilicitano que vive en un local alquilado, sin agua corriente, y por el que paga 220 euros al mes con los poco más de 300 euros que recibe de una pensión no contributiva.
Pero los meses han ido pasando y las buenas noticias se han resistido a llegar.
Bien al contrario. A las dos piernas que le faltaban entonces a José Antonio Alcaraz se une ahora la pérdida de uno de sus brazos... y la prestación sigue sin hacerse efectiva. "En mayo del año pasado presentamos un escrito en el Ayuntamiento explicando que la prestación había sido aprobada, pero que no se había hecho efectivo el pago. Nos dijeron que era inminente el cobro de la pensión y así hemos estado hasta ahora, esperando mes tras mes a ver si pagaban, pero el dinero no llega", explica Vicenta Peral, una de esas vecinas de las que ya no quedan. De hecho, Vicenta comenzó a echarle una mano a "Popeye" con la intención de cobrar la ley de dependencia después de haber perdido su puesto de trabajo como aparadora, pero que en estos momentos es su auténtico ángel de la guarda a pesar de que la prestación no termina de hacerse realidad "porque no puedo dejarlo tirado. Me necesita porque no puede valerse por sí mismo y, cobre o no cobre, seguiré estando ahí".
Las posibilidades económicas de "Popeye" son prácticamente nulas y, en estos momentos, puede comer gracias a la ayuda que recibe de Cáritas. Las posibilidades de "Popeye" se reducen cada vez más sin que la administración haga nada por resolver una situación casi insostenible. "No tiene grúa, ni cama articulada, ni silla de ruedas automática. Me da mucho miedo cuando lo voy a acostar que se me caiga, porque yo no puedo con él, aunque tiene una voluntad de hierro y colabora todo lo que puede con su único brazo", comenta Vicenta, quien asegura que los familiares de Alcaraz vienen a visitarle con frecuencia, pero que cada uno tiene su vida y que no pueden hacerse cargo de él. "Tiene una gran vitalidad a pesar de todo y no quiere estar encerrado, quiere salir a la calle y estar con la gente, con sus amigos y, sobre todo, hablar de su gran pasión, el fútbol". Vicenta cuenta que también intentaron gestionar una pensión complementaria a la no contributiva como complemento de una tercera persona, en este caso de su cuidadora, pero que también le fue denegada por la Conselleria de Bienestar Social. "Vamos a seguir reclamando porque le hace mucha falta, porque le hace mucha falta ahora y no sé si es que lo que esperan es que se muera antes de pagar".
Sorprende que, pese a su situación, luzca con orgullo no sólo la gorra, sino también la camiseta y la bufanda de su amado Elche Club de Fútbol, del que no puede evitar hablar de vez en cuando mientras relata su insostenible situación económica y las penurias por las que está pasando.
Por ello, la Peña Gafarrón se ha ofrecido a ayudarle y sus socios están dispuestos a aportar todo lo que puedan para que "Popeye" tenga una vida lo más confortable posible.
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