En la visita a Valencia
Tibio reencuentro de Rajoy y Camps
El presidente nacional de los populares habla de Libia pero calla sobre la situación judicial del jefe del Consell
Al margen de los gestos, el presidente nacional del PP no quiso dedicar ni una sola palabra a la situación judicial de Camps, pendiente de si el TSJ decide la apertura de juicio oral por la causa de los trajes. Al finalizar la penúltima "mascletà" de las Fallas, Rajoy hizo tan solo una breve declaración ante los medios sobre la decisión de la ONU en relación a Libia. Nada más. Ni una mención a Gürtel ni se admitieron preguntas. Camps, aquejado de un principio de hernia discal, se había infiltrado el día anterior para poder acompañar a Mariano Rajoy durante parte de su recorrido. Éste se dio un baño de masas, aunque más bien de agua templada y al llegar a la plaza del Ayuntamiento de Valencia fue recibido con pitos de unos y aplausos de otros.
Procedente vía AVE de Madrid, la jornada fallera de Rajoy se inició a las 12.30 horas, con la visita a la comisión ganadora de este año, acompañado por Camps; la alcaldesa, Rita Barberá, el presidente de la Diputación; Alfonso Rus, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons; y la presidenta de los populares de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, además de consellers y otros cargos populares. También se vio al presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y al de Bancaja, José Luis Olivas. Era la foto del reencuentro con Camps en Valencia, una instantánea que ya se hicieron en la reciente convención autonómica de Mallorca. A finales de diciembre, Rajoy también compartió con Camps el tren de la inauguración del AVE Madrid-Valencia. Sin embargo, el líder popular no participó en ningún acto de partido previo a su jornada fallera a diferencia del año pasado, en que se organizó una convención sobre políticas de empleo.
La comitiva tuvo ayer grandes dificultades para circular por las calles ante la gran afluencia de público y periodistas, lo que provocó algunos momentos de tensión. Acabada la visita, Camps, con el rostro desencajado por el dolor (González Pons llegó a ayudarlo a bajar de la acera), se retiró antes para desplazarse mediante una furgoneta, acompañado de Sánchez Camacho, hasta el consistorio. La amplia comitiva popular, con Rajoy y Rita Barberá al frente, emprendió el recorrido a pie hacia el consistorio.
Durante el paseo por las calles de Valencia, Mariano Rajoy estrechó decenas de manos y repartió besos, saludó a viandantes y turistas y se fotografió con muchos de ellos, aunque los aplausos que en ocasiones se levantaban eran más bien tímidos. El popular no dudó en romper la comitiva para acercarse a la gente, e incuso se coló en una peluquería, donde en ese momento varias chicas y mujeres estaban dándose los últimos retoques al tradicional tocado valenciano. "¡Eh, Rajoy, una foto!", le gritaban de vez en cuando, y el popular accedía, encantado. Así hasta desembocar en la plaza del Ayuntamiento, donde el presidente del PP fue recibido con aplausos de unos y gritos de "Presidente!" y pitos de otros y exclamaciones de "¡Fuera!". Hasta un "¡ladrón!" se oyó, mientras otro decía: "Doneu-li el tratge". Y otro: "¡Qué traje más elegante llevas!". Después el popular se metió hasta la misma zona de fuegos donde los pirotécnicos ultimaban el disparo de la mascletà para conocer los detalles y saludó a Vicente Caballer.
Poco antes de las dos, apareció en el balcón Rajoy, ahora acompañado por Camps y Barberá. De nuevo abucheos de unos y aplausos de otros. Tras la "mascletà", Rajoy hasta "botó". Una saltó, eso sí, tímido. El líder del PSPV, Jorge Alarte, aprovechó la visita para instar a Rajoy a que, "si le queda algo decencia", cambie el candidato del PP a la Generalitat y revoque la designación de Camps.
Infiltrado y esperando en una silla
Con un rostro afectado por el dolor, el jefe del Consell no pudo evitar ayer ocultar las molestias que le está provocando la hernia discal que le ha llevado a guardar reposo absoluto en los últimos días. Camps afrontó la cita tras someterse el pasado jueves a una "infiltración para bloquear la raíz nerviosa y poder así, en la medida de lo posible, restablecer su agenda", según explicó la portavoz del Consell, Paula Sánchez de León. Una solución tan sólo aparente ya que las molestias obligaron al presidente de la Generalitat a esperar la llegada de Rajoy en el andén de la estación del AVE sentado en una silla y a realizar parte del recorrido en una furgoneta al no poder caminar.
J. G. G.
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