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Volverán a ganar
CIPRIANO TORRES
Nada que no sepamos, o mejor, nada que no intuyamos. Pero aún así cuando uno ve lo que ve en Crematorio, serie basada en la novela de Rafael Chirbes que el lunes estrena Canal +, un cosquilleo recorre el armazón de tu cuerpo, desde el tobillo hasta la nuca. El engranaje de la corrupción es frío y letal, implacable y despiadado. Y en él, si haces el pequeño esfuerzo de ir colocándole nombres reales a los nombres de la ficción, todo, todo encaja. Alcaldes, constructores, terrenos rústicos que de repente son urbanizables, concesiones bajo cuerda, favores, topos en la policía, topos en los juzgados, amenazas, red clientelar, dineros a salvo, testaferros, mafia, ajustes de cuentas, blanqueo de dinero. ¿Les suena de algo? Todo eso está en la serie. Por eso no es una serie novedosa en su temática, es más, lo que a veces nos llega de la realidad es más fuerte e indignante.
Pero una cosa es la tele y otra la realidad. Como producto para televisión, Crematorio es raro por excesivo, por su excelente factura, que de nuevo hay que llamar de cine, y eso se nota. José Sancho es Rubén Bertomeu, el impasible marrullero de postín, el tipo que sabe que si no lo haces tú, otros lo harán, es decir, otros se lo llevarán crudo. Borda su personaje. Del resto, aunque Alicia Borrachero o Juana Acosta están a la altura, llama la atención Monserrat Carulla, madre de los Bertomeu, con un personaje que ella hace sombrío y atormentado. Crematorio es una serie de ocho capítulos firmada por Jorge Sánchez-Cabezudo, que dirige con más tiento que la popular Hispania para Antena 3. Mientras veía los adelantados me preguntaba qué pensarían los verdaderos políticos corruptos. Y me contestaba. Nada, se la suda. Dicen que volverán a ganar. Llevan razón.
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