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Esta mañana está enmarcada por la reflexión de una campaña electoral que se acabó ayer a las 24 horas, pero no va a ser por falta de noticias que los diarios de tirada estatal ofrecen al ciudadano que contribuye con su esfuerzo a la vida en una paz solidaria con todos. Una vez más, es el capital que de una manera soslayada irrumpe en nuestras vidas pretendiendo no perder día de obtener sus pingues beneficios, mientras que unos sesudos señores, nos prohiben a nosotros a concentrarnos calladamente cerca de la vía pública, pues resulta que nuestra presencia, dicen que altera el día de reflexión. ¿Acaso no infringen esa norma de Ley todos los diarios y demás revistas y periódicos que salen ese mismo día a influir con sus veladas intenciones a modificar o romper ese día de reflexión? ¿eso si es permisible, sres. de la Junta Central Electoral estatal o provinciales? ¿quién es quienes rompen, como siempre, ese sepulcral silencio que todos debieramos manifestar? Tenemos algo dentro de nuestro sistema que no hace justicia en el trato. Para ellos la parte más ancha del embudo, para nosotros siempre la más estrecha y otra vuelta más al cinturón, pues no somos iguales. ¿es que no somos "españoles iguales ante la ley" ¿o que es este puro cachondeo tan manifiesto como el que reflejo. Seamos prudentes sí, pero todos por igual sres. mandamases, que si no recuerdo mal Emilio Botín, aunque norteño es español. como nosotros mismos, ¿cual es la diferencia? A este hemos de respetarle sus caprichosos comportamientos, a este sí? Sencillamente, creo que se le rinde por los poderes demasiada pleitesía, la misma que se le muestra a la iglesia católica, esa retorcida institución a la que que se le permite una financiación del pueblo por doble partida. Si quieres te recaudamos de la Ranta de todos unas cantidades para vivir, si no te damos por acuerdo una pasta gansa que cualquiera la quisiera, a pesar de ser una concesión irracional la que se le aplica. ¿No es tan española como las otras iglesias que ofertan unos servicios que son iguales como otros. Todo es cuestión de saberlo pedir o de tener mucha cara dura la demostrada que permite un negocio al que yo le sitúo dentro de una confesión, y por más que el gobierno proclame su aconfesionalidad, yo no la veo de manifiesta. Para mi criterio tenemos un día diferente de reflexión para cada uno. Si me agrada levanto la mano y si no me favorece, le descargo con todo el peso de una injusta ley sobre quién así se comporta.
¡No lo veo justo!
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