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Si no salvo mis ideales, no me salvo a mi.







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lunes, mayo 23, 2011

Debemos dejar de mirarnos nuestro ombligo y concentrar nuestras fuerzas en resolver nuestra situación.

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Albert Marín

«Nos falta más lucha social y no

estar tan enganchados al ´qué

hay de lo mío´»



Presidente de Cocemfe Valencia. Autocrítico, mordaz y con un discurso claro, Albert Marín ha sido elegido presidente de la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Provincia de Valencia (Cocemfe Valencia). Su visión rompe tópicos.

Albert Marín, delante del Ayuntamiento de Valencia.
Albert Marín, delante del Ayuntamiento de Valencia. abelard comes

PACO CERDÀ VALENCIA


Albert Marín (Valencia, 1957) llega al centro del cap i casal al volante de su coche. Aparca el vehículo y acude al lugar indicado montado en su silla de ruedas. «No me confundirás, tranquilo, que no habrá mucha gente en carro a la puerta del ayuntamiento…», bromeaba antes de la entrevista. Además de presidir Cocemfe, dirige Esquerra Nacionalista Valenciana y es el candidato a la alcaldía de Valencia por la coalición Esquerra Nacionalista Valenciana-República Valenciana-Partit Valencianista Europeu, que propugna una República Valenciana independiente. Es su otra gran batalla minoritaria.

Seguro que ha oído alguna vez que hay muchas plazas de aparcamiento para minusválidos…
Sí, es posible que haya muchas plazas, especialmente en el centro, y las tarjetas no están todo lo controladas que deberían estar.
¿Pero no le indignan esos comentarios, con las dificultades de movilidad que usted tiene?
Hombre… Uno se tiene que poner en la piel de los otros, no sólo en la propia. Y gente que usa el coche para trabajar todos los días y después de dar muchas vueltas ve que está libre una plaza de minusválidos, es obvio que tenga ese tipo de reacciones. Contra eso, lo único que podemos hacer es razonar y decirles que para nosotros hay algunos aparcamientos públicos que son auténticas ratoneras porque la salida es por una escalera, o que no podemos usar todos los medios de transporte. Pero indignarme, no. Son reacciones normales.
¿Cómo trata la sociedad la discapacidad, en la teoría y la práctica?
En la teoría, cada vez mejor, aunque hay ciertas discapacidades que aún están muy estigmatizadas. En la práctica, hay de todo. En la medida en que nosotros intentemos participar más en la sociedad y hacernos más visibles, la gente tratará más con nosotros y la práctica se parecerá más a la teoría. Por ejemplo: todas las empresas con más de 50 trabajadores han de tener un 2% de empleados con discapacidad, y eso no se cumple. La educación es la única forma de cambiar esas actitudes sociales.
¿Qué reivindicaciones están más desatendidas?
Las cuestiones de movilidad se van resolviendo poco a poco. En el terreno laboral somos los primeros en caer en tiempos de crisis. Pero, ahora mismo, la aplicación irregular de la Ley de Dependencia es el mayor problema.
Eso sí que le indignará, ¿no?
Me indigna sobre todo que se nos use políticamente, no tanto que no se aplique, porque los medios económicos son los que son y hay que entender la situación económica. Pero lo que más molesta es que se venda una imagen y que al final sea todo «fum de palla».
Estamos en campaña electoral, pero apenas se oyen propuestas para las personas con discapacidad. ¿Son invisibles?
Sí, desgraciadamente somos bastante invisibles. Es cierto que el colectivo tampoco hace mucho por hacerse notar, más allá de reivindicaciones puntuales. Es decir: la participación que tenemos en la sociedad en general, como asociaciones vecinales o partidos políticos, es muy minoritaria.
¿Y eso por qué? ¿Porque ya tiene uno bastante con lo suyo?
Muchas veces sí. Pero otras veces hay algunos que se ven con una ayuda que les resuelve más o menos la vida y se despreocupan de todo para centrarse en su problema personal. Y políticamente, cuando no somos invisibles en las propuestas de los partidos políticos, muchas veces parece que estemos más en la época de la caridad cristiana que en la era de la justicia social. A veces valdría más que no se acordaran de nosotros…
¿Qué quiere decir con lo de la caridad cristiana?
Pues cuando dicen eso de «pobrecitos, hay que dárselo todo, mira lo fuertes que son, mira cómo sobreviven…».
Y eso molesta.
No molesta si viene de gente a la que no se le puede pedir más. Pero los políticos sí deberían pensar más en la justicia social que no en dar cosas por caridad. Como ciudadanos, tenemos derechos que se nos tienen que reconocer, y no dar gracias a nada. Pero como tampoco aportamos muchos votos…
La elección del alcalde de Bonrepòs i Mirambell, tetrapléjico en silla de ruedas, fue un éxito para el colectivo. ¿Les faltan más oportunidades así?
Faltan más oportunidades, pero también que la gente haga por tenerlas. Por ejemplo: el nivel de educación de nuestro colectivo es bastante dramático. Yo trabajo en la universidad, y el porcentaje de universitarios con discapacidad es muy reducido. Es un colectivo que en algunos momentos ha estado sobreprotegido, y esa sobreprotección ha provocado una renuncia a luchar por sus derechos y su propia vida. De este modo, a la sociedad le va la mar de bien, pero al colectivo no tanto.
Es muy autocrítico…
Siempre lo he sido. No toda la culpa la tiene la sociedad. Las mujeres están ahora mejor que a principios de siglo, y eso no ha sido producto de una gracia, sino de una lucha. Y a nuestro colectivo le falta eso: no estar tan enganchados al «qué hay de lo mío», sino aumentar la participación y la lucha en los asuntos de toda la sociedad. A partir de ahí, nos haremos respetar más, se nos verá más y lograremos más cosas.
A usted no le ha impedido estar haciendo campaña electoral…
A ver: nuestras campañas no son masivas. ¡No llenamos plazas de toros ni cosas así! Yo soy candidato desde 1988, y la discapacidad no me ha impedido nada. Bueno, en algún acto realizado en un primer piso sin ascensor me he tenido que quedar bajo, pero eso son anécdotas.


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