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ENTREVISTA: JORGE ALARTE Secretario general del PSPV-PSOE
"O cambiamos el Consell o lo único que tendremos será ruina y corrupción"
ADOLF BELTRAN - Valencia - 12/12/2010
El líder de los socialistas valencianos vuelve hoy, para ser proclamado candidato a la presidencia de la Generalitat, al Palau de Congressos de Valencia, escenario donde fue elegido hace más de dos años. Con ese motivo, hace balance y habla de futuro.
Pregunta. Hace más de dos años que asumió la secretaria general del PSPV-PSOE. ¿Qué ha hecho y qué ha dejado de hacer?
"La crisis ha servido para evidenciar el fracaso del modelo del PP"
"En clave territorial, no hay más lealtad que la sociedad valenciana"
"Hace falta valentía, acabar con la corrupción y con el despilfarro"
"La deuda se ha gastado en la fiesta y el exceso. Ese es el gran drama"
"Una Administración autónoma ha de ser responsable de recaudar y de gastar"
"Camps es, en sí mismo, una gran mentira"
"Los partidos tienen que ser tan transparentes como la Administración"
Respuesta. La tarea más importante que queda por hacer es ganar las elecciones el próximo 22 de mayo. Por lo que se refiere a lo que hemos hecho, lo primero ha sido sacar al PSPV-PSOE del rincón en el que nos habían querido colocar. Hemos defendido con claridad los intereses de la gente. Por ejemplo, hemos acabado con el asunto del agua. Ya ha desaparecido el estigma que nos habían colgado, un estigma que era mentira desde el principio. También hemos sido capaces de articular con energía y contundencia una acción de oposición basada en la defensa de la democracia y los fundamentos esenciales de las instituciones y de la convivencia. Y creo sinceramente que hemos dado los primeros pasos para convertirnos, con nuestro programa de saneamiento y reforma de la economía valenciana y otras propuestas, en una alternativa necesaria.
P. ¿Eso sitúa al PSPV-PSOE en posición de disputar el poder?
R. Sin ninguna duda.
P. Bueno, algunas dudas hay...
R. No sé si se refiere a las encuestas...
P. Dicho de otra manera. ¿Hasta qué punto toda esta tarea ha convencido a los sectores de opinión a los que ustedes se dirigen?
R. Hacemos una tarea desde el respeto a las normas democráticas y a las reglas del juego. Frente a nosotros tenemos un PP y un gobierno, el de Camps, que no lo hacen. Eso dificulta las cosas. Tenemos enfrente un poder autoritario que quiere subvertir principios esenciales de la democracia. De ahí la presunta financiación irregular, la manipulación de Canal 9, la presión sobre los medios de comunicación en general o la corrupción, que es una anomalía democrática de primer orden. Lo más grave de todo es que tenemos un presidente de la Generalitat que no sirve en estos momentos a los intereses de los valencianos y valencianas sino a su defensa y salvación personales. Esto dificulta la tarea, pero no la hace imposible.
P. Usted asumió el liderazgo del PSPV-PSOE en unos momentos en que todavía se gestaba la crisis económica y Camps parecía haberse convertido en un poderoso barón territorial. Pocos después, a partir de febrero, todo cambió con el caso Gürtel...
R. La crisis económica ha hecho que todo se ponga ante el espejo y quede en evidencia. La crisis ha servido para evidenciar el fracaso del modelo político valenciano de los últimos 15 años, del modelo social y económico del PP. Eso ha hecho que tengamos que estar a la altura. Yo estoy preocupado por que los valencianos lleguen a final de mes y Camps por que llegue un Ferrari. Es una buena fotografía de la situación. Y claro que sí, el mundo ha cambiado y hay muchas cosas que hacer en el futuro.
P. ¿Y esos cambios le han obligado a improvisar?
R. El congreso del PSPV-PSOE fue el 28 de septiembre de 2008 y Lehman Brothers cayó unos días antes. Recuerdo que en la primera reunión con el equipo económico, a principios de octubre, vaticiné que, tal como iban las cosas, llegaríamos a medio millón de parados. Hoy son más de medio millón, y no me alegro. No soy Rajoy. Me preocupa profundamente.
P. ¿Ya tenía entonces previsto un programa como el que presentó el pasado mes de mayo, de saneamiento de la Generalitat y reforma de la economía?
R. Lo primero que hice como secretario general de los socialistas valencianos fue encargar al equipo económico, a Cristina Moreno, que se estudiaran las medidas anticrisis que se aplicaban en otras comunidades autónomas y fuera de España para poder presentar al presidente Camps un paquete de propuestas. En enero, tres meses después, lo hice. Le llevé las primeras 40 medidas anticrisis. Ha sido desde entonces una preocupación fundamental.
P. ¿Y por qué les acusan de que no se ven sus propuestas?
R. Lo que no se comunica no existe en una sociedad mediática como la nuestra. Hemos de hacer un esfuerzo importante de actitud, de compromiso y de tarea política para superar las barreras de la invisibilización. Me rebelo contra esa dificultad. Hay que hacerlo, sea como sea. Y la gente tiene que saber que vamos a hacerlo.
P. ¿Es el PSPV-PSOE un partido capaz de ganar las elecciones?
R. Ganará las elecciones quien tenga un proyecto de futuro para los valencianos y valencianas.
P. ¿Quiere decir que no dependerá de la maquinaria de partido?
R. No. Yo confío plenamente en los valencianos y las valencianas. Contestarán a lo que se les pregunta. Nosotros sabemos muy bien qué queremos para el futuro. La próxima, sin Camps, será una legislatura de grandes acuerdos sociales y políticos para una economía diferente, para la normalización democrática, para una prosperidad nueva, y para crear empleo. Lo queremos hacer y somos capaces de liderarlo desde la solvencia, frente a la ineficacia, el autoritarismo y la corrupción.
P. Ya que menciona la corrupción, ¿por qué no hay una movilización social visible en la calle?
R. La hay. Es una movilización social de las que se producen en las sociedades avanzadas y modernas. Se trata de un movimiento silencioso que se expresará el 22 de mayo. El día que cuelguen el cartel electoral de Camps se empezará a notar.
P. ¿Cuándo lo publiciten como candidato, quiere decir?
R. Sí. No le deseo nada malo a Camps, pero no quiero que arruine a los valencianos. ¿Cómo puede ser que el presidente de la Generalitat tenga miedo a la gente y no quiera salir a la calle? ¿Cuántas entrevistas le ha concedido a usted? ¿Cuándo tiempo hace que no habla con un periodista libre?
P. ¿Y por qué el señor Blanco no tiene esa misma percepción sobre lo que ocurre con la corrupción?
R. El señor Blanco piensa exactamente igual que yo. No hay ningún matiz. Lo que ocurre es que cuando uno se expresa durante 40 minutos en un mitin, a veces se prescinde de las subordinadas a favor de las frases más directas.
P. ¿A pesar de que dijera que no hay que hablar tanto de los trajes de Camps?
R. Bueno, eso era un simbolismo. Nos estaba diciendo lo mismo que yo le digo en esta entrevista. Por supuesto, ninguna renuncia en la defensa de la democracia, pero a eso hay que añadir propuestas concretas, compromisos concretos. La gente quiere saber qué es lo que pasará después de sacar a Camps del Consell, por ineficaz, por autoritario y por corrupto. Y nosotros hemos de explicar qué queremos hacer.
P. ¿Y por qué el presidente del Gobierno, el señor Rodríguez Zapatero, prácticamente no ha hablado nunca de la corrupción?
R. Prefiero que se lo pregunte a él.
P. ¿Hay un alejamiento de la dirección federal del PSOE en relación con la situación que realmente se vive aquí?
R. El conjunto del PSOE es consciente y está implicado en colaborar con nosotros. Pero yo aprendí hace muchos años que uno tiene que asumir sus responsabilidades. Quiero ser presidente de la Generalitat desde el liderazgo y con un proyecto propio. Claro que toda ayuda es buena.
P. ¿Ese planteamiento le ha llevado a adoptar posiciones que chocan con la política que se hace desde el Gobierno?
R. La política española, después de 30 años de democracia y de Estado autonómico, se ha estructurado en dos bloques de temas. Hay un bloque en el que se discuten posiciones ideológicas y estratégicas de fondo. Hay otro en el que se discuten intereses territoriales o posiciones concretas de cada uno de los territorios que conforman España. Yo reclamo para los socialistas valencianos, y lo ejerceré, que en clave de defensa de los intereses del territorio no haya más lealtad que la sociedad valenciana. No sólo no es incompatible una cosa con la otra, sino que son complementarias.
P. Si afirmo que el almacén de residuos nucleares no se ha ubicado en Zarra gracias a usted, ¿estoy exagerando?
R. Bueno, conseguimos convencer al presidente, pero no fue gracias a mí sino al Consejo de Ministros, que ha aparcado dos veces el tema. Y sobre todo, es gracias a los ciudadanos que se han movilizado, al alcalde de Ayora y la gente que está trabajando por el futuro de la comarca. El mérito es suyo, ni mío ni de Zapatero. El demérito corresponde al presidente de la Generalitat, que no ha sabido defender a los valencianos, como no lo hizo con las cajas de ahorros ni ha sabido hacerlo para hablar, desde la unidad y la fortaleza, sobre el sistema de financiación autonómica.
P. Se ha hecho muy evidente que no hay interlocución de Camps con usted. No ha habido respuesta alguna a sus ofertas de pacto y de diálogo.
R. Es la peor de las situaciones del actual presidente. Es incapaz de tener interlocución con nadie. Sólo está obsesionado por una cosa, la impunidad. Ahora mismo hemos vivido otro episodio. Al conformar el consejo del SIP de Bancaja y Caja Madrid, Camps, en un acto de autoritarismo más propio de un dictador que de un presidente democrático, ha buscado extorsionar a Bancaja para vetar a quien no piensa como él. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Decidir quién es el secretario general del PSPV-PSOE? ¿O convertirlo, como ya ha planteado, en un partido que le haga de decorado en una democracia cada vez más vacía? No, este es un partido fuerte. La gente tiene que estar tranquila. No dejaremos que Camps acabe con los valores democráticos de esta sociedad.
P. Desde que Eduardo Zaplana lanzara aquella consigna del "poder valenciano" se extendió la sensación de que el PP, más que un gobierno, ha instaurado un régimen. ¿No ve a la izquierda valenciana, a la opinión pública progresista, muy desmoralizada?
R. Vivimos una situación compleja, un momento de incertidumbre. Hemos de dar respuestas. En tiempos de dificultad, a la gente hay que hablarle claro. Hay que decirle que la Generalitat necesita hacer un gran esfuerzo de saneamiento y de reformas. Hace falta valentía, acabar con la corrupción y con el despilfarro. En definitiva, o conseguimos un nuevo gobierno, de un nuevo partido, con nuevas políticas, o lo único que tendremos será ruina y corrupción. No tenemos derecho a deprimirnos.
P. Hablemos de economía. ¿Usted propone austeridad?
R. Un nivel de responsabilidad sobre el futuro económico depende del ámbito europeo y español. En lo que a mí corresponde, veo que la Generalitat no hace lo que debería. Yo no hablo de austeridad. De hecho, creo que reforma no debería ser sinónimo de sacrificio, ni de drama, ni de recorte. Hablo más bien de construir una prosperidad diferente.
P. ¿La nueva prosperidad de su programa?
R. Mire. Hemos de dar trabajo a la gente que venía del sector de la construcción y a los jóvenes de menos de 35 años. Pero en lugar de construir y construir para endeudarnos, despilfarrar y maltratar el territorio, hay que cambiar las prioridades: construir los hospitales, centros para mayores y centros escolares que nos faltan, apostar por la universidad y el conocimiento, invertir en la conservación del medio ambiente y financiar proyectos a los jóvenes desempleados.
P. Pero eso pasa por redimensionar el sector público valenciano y otras medidas de recorte.
R. Pasa por que la Generalitat Valenciana esté diseñada para cumplir esos objetivos y no orientada al interés particular de unos cuantos, a los fastos y la propaganda. Yo creo que hay un espacio económico valenciano. No es una idea mía, sino de Ernest Lluch. Ese espacio ha de tener viabilidad.
P. Cosas como reducir consejerías y empresas públicas o reconvertir la televisión valenciana no son...
R. No son muy populares. Pero hay que hacerlas. No quiero liderar un proyecto como el de Camps. Los resultados ya los sabemos. Hay que decirle a la gente que tal vez nos queden unos meses de dificultades, pero que después vendrá una nueva prosperidad, y no más de lo que tenemos. Eso implica decisiones de liderazgo: reducir el 15% del gasto corriente, excepto en sanidad, educación y política social; acabar con los 10.000 millones de euros de deuda de las empresas públicas; hacer que la televisión pública cumpla sus funciones.
P. No hace mucho, el portavoz parlamentario socialista, Ángel Luna, cifraba en las Cortes la hipoteca que dejará Camps en 45.000 millones de euros. ¿No le asusta esa cifra? ¿Cómo podrá funcionar la Administración autonómica con semejante carga?
R. Saneándola con decisiones valientes. Al presentar el programa de saneamiento hice una propuesta que mantengo: un pacto de estabilidad financiera a 10 años. Sobre el gasto, además, me gustaría hacer una precisión. El problema de una deuda tan estratosférica no es sólo su volumen, que la hace ingestionable. Si hubiera servido la deuda para igualar a los valencianos en renta per cápita con la media española, podríamos discutirlo, si hubiera servido para que los niveles de bienestar fueran iguales a los españoles, podríamos discutirlo, si hubiera servido para crear servicios públicos que mejorasen la vida de la gente, podríamos discutirlo. El problema es que la deuda se ha gastado en la fiesta y el exceso. Ese es el gran drama.
P. ¿Podemos decir que la nueva prosperidad es un eslogan para una nueva época similar al poder valenciano que esgrimió Zaplana en su momento?
R. El final del "poder valenciano" quedó certificado hace unos meses con el proceso de fusiones de las cajas de ahorros. El eslogan electoral que vamos a plantear no se lo puedo adelantar, pero si se refiere a una idea fuerza, la de la nueva prosperidad será sin duda una idea fuerza. Camps ha dejado tirados a los valencianos, les dijo que tendrían trabajo en la construcción y que siempre serían ricos. Era mentira. Una de las razones por las que creo que habrá cambio político es porque la gente sabe que los gobernantes comenten errores, pero no perdona que mientan deliberadamente. Camps es, en sí mismo, una gran mentira.
P. Cuando sucedió a Zaplana, a quien perseguía cierta aura de corrupción, parecía que Camps iba a ser el gobernante honrado que pondría orden. ¡Y ya ve!
R. Son lo mismo. Esa era otra mentira.
P. Usted ha tenido que afrontar en su lucha contra la corrupción una cierta resistencia interna a implicarse demasiado. ¿Cómo lo ve ahora?
R. La normalización democrática forma parte de nuestro proyecto. Las fuerzas políticas han de poder explicar hasta el último euro que reciben y gastan. Los partidos políticos tienen que ser tan transparentes como la Administración. Creo que en mi partido todo el mundo comparte ese objetivo. Pero hay que ser valiente. Y a veces la valentía genera dudas. Le confieso que tuve media hora de reflexión el día que di instrucciones a Ángel Luna para que presentara una querella contra el presidente de la Generalitat basada en un informe policial. Era una decisión de cambio de modelo y de valentía. Hoy todos pensamos igual.
P. El PP valenciano ha convertido el victimismo, especialmente en relación con el Gobierno central, en uno de sus principales resortes. ¿Es posible contrarrestarlo?
R. Ya se lo he dicho antes. En esa esquina no nos van a encerrar. Pero también es parte de nuestro proyecto de futuro que los valencianos no basemos nuestras relaciones con nadie en la inferioridad o la queja, sino en la confianza y el orgullo de lo que representamos.
P. Acaba de ganar CiU las elecciones en Cataluña y Artur Mas basa su programa en el tema de la fiscalidad. Aquí también está planteado el asunto de la financiación autonómica. ¿Cómo contempla ese problema?
R. El Estado autonómico tiene una asignatura pendiente. Cuando un ciudadano paga los impuestos identifica a quién paga y, por tanto, a quién puede exigir. No verá el escudo de la Generalitat en ningún impuesto. Esa es la tarea pendiente. Una Administración verdaderamente autónoma y fuerte ha de ser responsable de recaudar y de gastar. Eso no quiere decir subir los impuestos, sino gestionarlos bien. No aludo a un concierto económico o un pacto fiscal. Hablo de responsabilidad.
P. Tal como están las cosas, ¿cree que es posible todavía salvar el proyecto del presidente Rodríguez Zapatero?
R. Sin duda, sí.
P. ¿Se ha sentido apoyado por la dirección federal del PSOE y por el líder de su partido?
R. Siempre.
P. ¿Hay en su partido unos que reman en un sentido y otros en otro?
R. Lo cuentan algunos para ver si nos dividen. No hace falta que insistan.
P. ¿A qué sectores diririgrán la campaña?
R. Estamos elaborando un mapa social de la Comunidad Valenciana. La idea es contar con todo el mundo. Nuestro programa electoral será mucho más original que otros que hemos tenido. No sólo planteará grandes líneas estratégicas sino también propuestas muy concretas, con la idea de conectar con muchas realidades.
P. ¿Bajarán mucho a la arena?
R. Lo haremos.
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