A una amiga
Visto lo visto y como sé que vas a vagabundear por otros lares, otras sendas,otros lugares en el camino que no dejas, sino continúas porque bien sabes que el destino no lo marcan las veredas, sino los pasos del caminante empedernido y caprichoso involuntario por los sinos que trazan otros transeúntes, otros sucesos, otros baches del destino, te quiero acompañar con la sonrisa amiga y franca de quien te siente amigo, para que cuando tomes aliento y te apoyes en ese palo amigo; rudo bastón que pinchará la tierra cual soporte válido para no parar y dar por sentada una pausa, aunque no el fin del camino, recuerdes que vas sembrando a cada paso, en cada intermedio, en cada cambio de trayecto, gente que se siente honrada de haberte conocido y de haber conquistado parte de tu honesta y firme actitud hacia los demás y hacía la vida misma.
Sé que hubo gente que no te quiso mal, sino que no te supo interpretar y te miro recelosa cuando ofrecías una mano tendida; quizás porque en estos tiempos que corren faltos de generosidad y solidaridad, asusta la atipicidad del abrazo amigo, sentido y empapado de cariño; ese que parece tan utópico que mucha gente es reacia a recibir, a sentir y a admitir, pues se borraron rasgos emocionales del ser humano y lo distante, lo protocolario y lo políticamente correcto vendieron y ocultaron a esos nítidos, aunque olvidados y en desuso sentimientos.
Sé, también que hubo gente que no te quiso; quizás por el miedo y el temor a que conquistaras proyectos con tu particular forma de entender el respeto y el afecto a quienes sientes y notas en desventaja. Gente que se alertó al observar que algunos se implican a golpe de impulsividad y decencia incontenida, cuando despliegan su bondad, desenmascarando públicamente y sin protocolos burocráticos, la fealdad de ciertas miserias humanas.
Sea como fuere, seguiremos caminando, cada cual por su vereda, por su peculiar senda para hacer camino y no poner meta, pues el final no consiste en dar más pasos, sino que estos nos lleven a buen destino.
Sólo se, amiga, que indistintamente de nuestra ruta nos cruzaremos en distintos caminos, lugares y bifurcaciones de este andar; vía a la experiencia y al sabernos consecuentes con nuestros pasos hacia un destino inconcreto, pero sí vivido y ojalá nunca olvidado, a pesar de que surjan juglares que pretendan amnesiar o lastimar con sus selectivos relatos lo que ha ido aconteciendo durante largos años de hacer camino. Será el momento quizás de retirarse a sendas boscosas o de retiro espiritual, lejos de consentidos bufones de palacio.
Por todo ello, amiga, quisiera hacerte cosquillas en tu dolorido ánimo y que el ritmo cardiaco de tu seguramente triste corazón ejerciera la presión sentida pero viva, despierta y animosa de saberte querida, aunque sea por gente como yo. Por eso quiero despertar a tus ojos cansados y a tu alma dsgastada para que escuches conmigo y con mucha otra gente que siente cosas análogas hacia tí, a este cantautor y poeta vivo que transforma la poesía de otros colegas ya descansados en arte escrito y sonoro; lo cual ya es bastante para los tiempos que corren.
Aunque un tema es mucho, creo que en tu caso es más justo que sean dos maravillas las que escuches; eso sí al lado de amigos, buenos amigos, como el que tienes en mí
Un beso, María. Estoy aquí. Nos veremos por el camino.
Van por tí
No hay comentarios:
Publicar un comentario