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Las cuentas de la GeneralitatMientras los años de bonanza alimentados por la economía del ladrillo nutrieron las arcas públicas, el Consell fue engordando su hipoteca
Millones y millones de deuda, pagos aplazados, facturas en los cajones sin reflejo en los presupuestos... hasta llegar a 40.000 millones de un lastre económico y financiero que ahora, con las vacas flacas, condiciona la futura gestión de la Generalitat.
PERE ROSTOLL
La crisis económica y el descenso de los ingresos del Consell han constatado un escenario que, aunque parecía evidente, nadie se atrevía a poner sobre la mesa: la Generalitat durante años vivió muy por encima de sus posibilidades. Acumulando deudas y más deudas. Mientras la situación fue buena, no hubo demasiados problemas. La hipoteca crecía. Es verdad. Pero había dinero y posibilidad de recurrir a operaciones de tesorería.
Ahora, sin embargo, toca apretarse el cinturón y devolver parte del dinero que se estimaba como ingresos pero que, al final, no llegaron nunca a recaudarse. Y eso ha destapado la caja de los truenos: los problemas económicos han puesto a la Generalitat en una situación crítica. Hasta el punto de que esta misma semana, a raíz de conocerse que el Consell tendrá que retornar al Estado 635 millones correspondientes a la liquidación de 2008, el conseller de Economía, Gerardo Camps, ya ha advertido que la inversión para los próximos años estará condicionada por la reducción de fondos para gestionar.
El lastre, en estos momentos, es de 40.000 millones de euros, unos 6,5 billones de las antiguas pesetas. Una cifra astronómica, casi tres veces el presupuesto autonómico. Sumemos. La Generalitat arrastra 15.356 millones de endeudamiento, según el Banco de España, que atribuye también otros 2.368 millones de "números rojos" a las empresas públicas. Para 2010, el Consell prevé incrementar su deuda en otros 1.200 millones, como consta en los presupuestos de la Generalitat. Hay que devolver los citados 635 millones al Estado por la liquidación de la financiación y es preciso afrontar pagos aplazados de unos 55 millones a Telefónica y de 1.130 a Iberdrola, compañías que ya han advertido al Consell de cortes en el suministro.
A plazos
El Consell arrastra 10.000 millones comprometidos en inversiones que tiene que abonar a plazos durante los próximos años; y tiene, según la Sindicatura de Cuentas, 2.133 millones de obligaciones reconocidas sin pagar, 1.500 millones de déficit de tesorería y 2.764 de deuda sanitaria. Televisión Valenciana está en "números rojos" por 1.100 millones mientras se adeudan 672 por la Ley de Dependencia. Los contratistas de obras reclaman 1.000 millones en certificaciones sin pagar y los intereses de demora alcanzan los 51,9 millones. Cifras de récord.
El Consell le echa la culpa a un modelo de financiación que no favorece a la Comunidad. Parte de razón tienen. La Generalitat está por debajo de la media: recibimos 335 euros menos per cápita que la media del resto de España. Pero lo cierto, sin embargo, es que no todas las culpas, como suele hacer el PP, se le pueden echar a Zapatero. Ni mucho menos.
"El Consell -lo explica Mireia Mollà, diputada de Compromís- está consumiendo todos los recursos económicos, los propios y los ajenos". "La herencia para futuros gobiernos asciende a 40.000 millones en deuda entre impagos, deuda pública... La situación no es comparable a la de ninguna otra región del resto de Europa", concluyó.
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