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Politica
Camps y Alarte, objetivo 2011
22.08.10 - 00:12 -
JUAN CARLOS FERRIOL jcferriol@lasprovincias.es | VALENCIA.
El primer objetivo de los dos dirigentes pasa por afianzar su condición de aspirantes oficiales a presidir el Consell
Los líderes de PP y PSPV afrontan un curso político clave, con el horizonte de las autonómicas de mayo
REFERENCIAS A TENER EN CUENTA
Los nueve meses que van desde el inicio del curso político hasta la fecha prevista para las elecciones autonómicas -el 22 de mayo de 2011- tienen subrayadas con rotulador una serie de fechas clave para los dos grandes partidos de la Comunitat
27 de agosto
La cena que tendrá lugar el próximo viernes, día 27, en la localidad alicantina de Teulada marcará para el PP valenciano el inicio de un curso político condicionado por la celebración de elecciones municipales y autonómicas. Francisco Camps y Jorge Alarte llegan al momento culminante de la legislatura con un horizonte relativamente incierto, en el que ambos tienen algunas incógnitas que podrían afectar a su futuro político más inmediato.
El presidente de la Generalitat y líder del PP valenciano viene de recibir el 'apoyo total' de la dirección nacional de su partido, pero la evolución de la investigación judicial de la 'causa de los trajes' tiene en vilo a muchos dirigentes populares, incluidos algunos de la calle Génova. Jorge Alarte lleva camino de despejar definitivamente de su horizonte la celebración de unas siempre incómodas primarias, pero su relación con Leire Pajín continúa siendo deficiente y las encuestas que se han conocido dejan entrever que las expectativas para los socialistas valencianos no son excesivamente positivas.
La cena del 27 no marcará un inicio de curso político al uso para los populares valencianos. Las últimas semanas han venido marcadas por las reiteradas muestras de apoyo, por parte de dirigentes nacionales, hacia Francisco Camps. Un respaldo que desde el PP valenciano ha sido interpretado como una proclamación implícita del líder popular como aspirante a la reelección en 2011. El acto del viernes en Teulada volverá a poner de manifiesto, previsiblemente, el incuestionable cierre de filas del PPCV hacia su líder -hasta Joaquín Ripoll se ha unido a los dirigentes nacionales que asumen que Camps optará a la reelección-, y hará innecesaria una proclamación formal de Génova como aspirante a la reelección. «Si el partido quiere que sea el candidato ¿quién va a decir otra cosa?», resume un cargo popular. Los resultados obtenidos en las citas electorales precedentes, en las que no se aprecia el menor indicio de desgaste por parte 'popular', y los que vaticinan las encuestas en la Comunitat constituyen un aval indiscutible para la gestión del líder del PP valenciano. El último año y medio, el más difícil de la carrera política de Francisco Camps, no se ha traducido en una caída de las expectativas electorales de su partido, y el PPCV continúa exhibiendo una cohesión más que significativa. La maquinaria electoral popular, que ha demostrado su eficacia de manera consecutiva desde 1993, parece engrasada para revalidar su mayoría absoluta a nivel autonómico.
Pero las cosas distan de ser tan simples. El curso político arranca para el PP valenciano marcado también por el horizonte judicial. El juez del TSJ valenciano José Flors instruye las últimas diligencias en relación con la 'causa de los trajes' del caso Gürtel, después de que el Supremo admitiera los recursos de la fiscalía y del PSPV y ordenara reabrir la investigación. No es un escenario cómodo, ni mucho menos, porque además deja puertas abiertas con consecuencias políticas que pueden ser muy distintas.
Flors podría ordenar el archivo de la investigación, y en ese caso las preocupaciones en la calle Quart darían un salto hasta Blanquerías, porque el PSPV se quedaría sin una notable munición con la que atacar a su adversario. También podría no pronunciarse hasta final de año, tal y como sostienene algunos cargos populares, y en ese caso la proximidad electoral podría llevarle a aparcar el caso. Pero la tercera posibilidad, la de que ordene la apertura de juicio, dibujaría un escenario de consecuencias políticas difíciles de calcular. Dirigentes del PPCV han expresado su opinión respecto a que, incluso en ese caso, Camps debe optar a la presidencia de la Generalitat. Pero está por ver que esa sea la opinión extendida en Génova.
Abstención
En términos electorales, el PP valenciano afronta una campaña en la que su principal enemigo a batir podría no ser el PSPV, y sí la abstención. Las investigaciones judiciales que afectan a varios cargos del partido no parecen amenazar la victoria de los populares en los comicios autonómicos. Pero sí podrían condicionar el índice de participación en las elecciones. El primer objetivo del PP valenciano para los próximos meses debe ser precisamente ese, el de combatir el fantasma de la abstención e impedir que el segmento electoral identificado con el centro político, que tradicionalmente se ha venido inclinando por los populares valencianos en la Comunitat aunque no esté considerado como un votante fijo del PP, acabe quedándose en casa. El comité de campaña de los populares ya ha diseñado un ambicioso programa que pretende volcarse en las redes sociales, con la intención de reforzar entre sus usuarios el respaldo hacia ese partido. La movilización a partir de ya será máxima.
En Blanquerías, el análisis que se hace en la cuarta planta -la que ocupan el secretario general Jorge Alarte y sus más estrechos colaboradores- es, al menos de puertas hacia fuera, de franco optimismo. No tanto porque se considere que sus iniciativas políticas hayan puesto las bases para fraguar la remontada y derrotar al PP (los análisis sensatos en la sede socialista no prevén ese escenario), sino porque se asume que serán los propios populares los que paguen su falta de iniciativa ante las investigaciones judiciales que les afectan.
Porque el PSPV cuenta con sus propios problemas, y en esa misma cuarta planta se reconocen. La marca ZP ha dejado de ser un estímulo electoral y se ha convertido en un freno para una bolsa de votantes -los de ese mismo segmento electoral de centro por el que pelea el PP- que no comparte ni las improvisaciones en materia económica ni ese optimismo endémico que el presidente del Gobierno se empeña en trasladar, ajeno al crecimiento del desempleo y a las negras perspectivas que vaticina los más variados organismos internacionales. Zapatero es parte del problema, reconocen algunos dirigentes del PSPV, y la situación económica es crítica, por resumirlo en dos ideas.
Para los socialistas valencianos, el ancla que puede suponer un capitán cada vez menos valorado se sume al ínfimo nivel de conocimiento público de su secretario general. Jorge Alarte continúa siendo un gran desconocido para la mayoría, tanto que «ni resta ni suma», en irónica expresión de un veterano dirigente. Los cargos socialistas consultados asumen que para que el CIS vaticine una diferencia de seis puntos a favor del PP a nivel nacional, en el ámbito valenciano las diferencias con los populares tienen que seguir siendo elevadas. «Si no, no sale ese resultado», se admite.
Los socialistas iniciarán su curso político con el comité nacional del 4 de septiembre en Elche. Una cita que además marcará el arranque del proceso de primarias para elegir a los cabezas de lista. El amago de Ximo Puig lleva camino de convertirse cada vez más en una jugada de póquer para presionar la confección de candidaturas. Con todo, para el líder del PSPV se antoja más delicada la relación con la secretaria de Organización del PSOE, la alicantina Leire Pajín. Lo que ocurra con la candidatura de Benidorm, en primer lugar (por la eventual presencia del tránsfuga Agustín Navarro como candidato a la alcaldía), y el desarrollo de la precampaña y campaña electoral, después, permitirá entrever el nivel de complicidad que mantienen.
El escenario que manejan algunos dirigentes socialistas es de retroceso generalizado del PSOE en todas las autonomías. Si ese horizonte se cumple, Alarte sólo salvaría los muebles con un recorte significativo de las diferencias que mantiene con el PP. Lo contrario generaría un clima irrespirable en el socialismo valenciano.
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