Por Jerónimo Jesús de la Torre Tapias.
LA MEMORIA VIVA
TRAS 75 AÑOS (1936-2010),
EL FASCISMO IMPUNE
Después de tanto tiempo transcurrido desde aquel alzamiento desleal y criminal de 1936 que trajo consigo la guerra incivil, no sabemos dónde buscar para localizar a muchos de nuestros abuelos aún “desaparecidos”; no sabemos dónde se encuentran esos restos de tantos como fueron “paseados”, asesinados sin juicio ni razón alguna.
Y si la cifra de estos “asesinados de las cunetas” supera con mucho los 100.000 (cerca de 150.000), debemos recordar que la represión, barbarie y genocidio fascistas supuso todo tipo de fechorías y salvajadas, desde los citados “paseos” hasta fusilamientos (tras juicios sumarísimos sin defensa alguna), desde muertes inducidas (en cárceles, campos de concentración o de trabajo, batallones de trabajadores, calabozos, ayuntamientos, cuarteles y cuartelillos, iglesias, conventos, seminarios, monasterios) hasta internamientos y torturas en diversos centros, desde el exilio (en muy penosas condiciones) hasta la marginación extrema (lisiados, huérfanos, viudas, pobres), desde robos de bienes materiales o “embargos” improcedentes al ninguneo (forzando a pasar hambre, miseria y sufrir el paro por tener otras ideas, etc.), desde facilitar a la policía española niños secuestrados fuera de España hasta robar niños en el interior del país (directamente a los padres o a la madre en el momento del parto para ser vendidos o entregados a otras familias) o ser internados multitud de niños en correccionales, centros religiosos o “integrales” (donde se les formaba ya con un “espíritu integrador nacional-católico-falangista”).
Sin pretender olvidarnos de nadie, mencionar también a tantos y tantos que ni siquiera sabemos quiénes son o qué les ocurrió y dónde andan, incluso muchos que aún siguen vivos y no saben ni ellos mismos su propio nombre ni qué fue de ellos en verdad; muchos seguirán viviendo o habrán vivido una parte importante de sus vidas engañados o con identidades falsas.
En un régimen democrático como éste se debe, sin demora, aplicar justicia, verdad, reparación, dignidad y recuperar el nombre de todos ellos (perseguidos y represaliados en general; véase, entre otros casos, el de las desapariciones forzadas), víctimas de una guerra impuesta y salvaje, con planes de exterminio y eliminación “de raíz”, y de una posguerra y un régimen igualmente deleznables y atroces; además esta democracia -sin dudarlo un momento, si se tiene como tal- debe incluir a todos en el Registro Civil, anular las sentencias de ese franquismo criminal indolente e impune y ayudar a las familias a encontrar a los suyos.
No cabe justificación alguna para seguir dejando pasar el tiempo sin “parar los pies” (esclarecer) de una vez por toda toda aquella miseria abominable de guerra y dictadura, con aprovechamiento lucrativo y explotación por parte de muchos (ya fuesen religiosos, médicos, constructores, políticos, militares, terratenientes, etc.), sin dejar de citar a ideólogos pro régimen e historiadores de panegírico diario y soflama propagandística de injusticia y tiranía, por citar tan sólo algunos sectores o colectivos muy implicados y que hasta la fecha no han “cobrado” (más bien pagado) lo que se merecen por semejantes “servicios” y durante tantísimos años. Y todo con impunidad.
La libertad y la justicia se han de reclamar y exigir; la denuncia, un paso más e imprescindible. Contra el olvido, contra la pasividad; por la Dignidad.
QUÉ PENA QUE TODAVÍA
SIGAMOS BUSCANDO ABUELOS
-¿IMPUNIDAD?, No, GRACIAS-
Qué pena que todavía, todavía aún no sepamos
los nombres de todos ellos, aun así que no cejamos
pues se intenta cada día recoger datos pendientes,
implicar a gente nueva, llegar al fondo -a las fuentes-,
informar por Internet, trabajar a pie de fosa
-un peine, foto o navaja, un manuscrito arrugado-,
indagar en los archivos, recopilar “cualquier cosa”;
pues aunque lento el avance en esta labor sufrida
bueno será si es veraz la información recogida
aun conscientes de que el tiempo a borbotones se escapa
y de nada nuestras quejas servirán si no escuchamos
al que sin querer se va y aquí luchando nos deja
dispuestos con la tarea de seguir buscando “abuelos”
que como perros ahí siguen, sin dar con su paradero.
***
El responsable de turno de aquella “carnicería”
-como jefe de Falange, ex combatiente o alcalde-
ha de saber que algún día saldrá en un libro de Historia
mostrando su biografía con unos cuantos “detalles”:
tiros “de gracia” (desgracia) por un cobarde sin gloria
que se llevó por delante a gente honrada e inocente
que sin chaqueta viajó y arreada fue con dalle;
no se vaya el asesino sin dar la cara ante un juez
pues ensució muchos trapos manchados todos de sangre
y le pida que se calle por matón y por farsante
pues a “alhajas” como él nadie antes echó el guante;
no consintamos de nuevo que con la suya se salgan,
ahora el mejor momento, nunca el presente fue tarde:
que aplique el juez la justicia por genocidio cobarde.
***
Qué pena que todavía sigamos buscando abuelos
y aunque por ello se diga que se provoca revuelo
no veo que este camino marque ritmo muy certero
al comprobar que el pasado tupido sigue, con velo,
seguimos sin saber nombres, doloridos, dando vueltas,
intentando dar con todos, a pesar de todo esfuerzo,
qué pena, digo, qué pena, que no nos salgan las cuentas;
si no se pone remedio, si no vamos “a por todas”,
el tiempo se echará encima sin dar con esas “cunetas”
donde el fascismo sació su sed más vil y sangrienta;
conseguir su dignidad, que sus nombres se conozcan,
publicando lo sabido y animando a que una rosa
lleve a su lado un poema que denuncie la ignominia
y siempre recuerde el nombre grabado sobre la losa.
Jerónimo Jesús de la Torre Tapias
(jeronimojtt@hotmail.com)
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