Hoy me siento pletórico de felicidad, acabo de cumplir mis 64 años primeros de mi vida. Y la digo así, debido a que un acontecimiento me ha dado otro panorama de mi existencia.
Ahora soy más que nunca otro igual. Otro que debe de andar un poco más atento así mismo pero sin caer en el mundo de la hipocondría.
Ahora me considero otro igual, por que tengo las mismas condiciones que cualquiera, ahora nadie podrá decir aquello que un viejo amigo me decía. “Tu eres un discapacitado administrativo”, pues ahora soy otro cualquiera que ha adquirido, por si mismo y debido a uno de los procesos de la vida, el grado de discapacidad, ahora si, con todos los merecimientos a mi incomprendida existencia.
Las personas con diversidad funcional ya tienen que considerarme otro igual. En ello empeñé mi vida. No quiero honores por ello, como tampoco ningún beneficio material por esa causa. Solamente aspiro a que me consideren otro igual. Nada más. Lo que a uno se le puede llegar a la vuelta de una curva. Una silla de ruedas. Si uno es responsable ya procurará evitarlo.
Teuladi
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