Quizás haya sido producto de la gripe, o de la “soledad” del momento, que me he dicho de pronto: “mujer, si tienes una panda de blogueros empedernidos esperando a saber de vosotros y ni siquiera te acercas a ellos. Saludales, ¿no? Diles algo”
Lo mejor de todo es que no se que deciros, pero se que tengo que deciros algo. Es difícil, porque ni siquiera se quienes sois y cuales son vuestras intenciones, vuestras creencias, vuestros compromisos, pero sé que estáis ahí, pendientes de cuantas entradas mis compañeros y yo vayamos incorporando. Los contadores de audiencia no mienten y cada vez sois más los que os vais incorporando a nuestro espacio.
Sea cual sea esa intención y dando por hecho que la de la mayoría es buena y compartida, a todos sin excepción gracias porque es un indicador de que aunque sea para equivocarnos o sacaros a vosotros del error, hemos de entender que servimos de algo.
Seguimos pretendiendo dar información, defender el respeto a la diversidad, a la independencia, a la libertad de expresión y de acción, a nuestros derechos, al humanismo. Intentamos luchar desde la coherencia por un mundo mejor, más justo, más solidario. Somos críticos muy críticos con nuestros representantes sociales y nuestros políticos, no porque queramos fastidiar sino porque nuestro futuro y nuestro bienestar está en sus manos y reciben nóminas incluso a veces disparatadas, que en modo alguno critaríamos si de verdad sintiéramos que cuanto deben es cuanto están llevando a cabo.
No queremos ir por la vida con paños calientes y cuando sentimos el miedo de otros a actuar o a hablar alto y claro, somos tan brutos que nos autodiscriminamos, porque nos desmarcamos de la cobardía, del miedo, de la traición a los principios, en definitiva.
Partimos de una premisa: “No tenemos nada que perder”. Si acaso siempre ganamos porque nuestro precio no es material, nuestro precio está en el logro de nuestro ideario. Somos así de caros y así de baratos, por lo que resulta difícil, muy difícil chulearnos.
Juntos aprenderemos que siempre es posible hacer algo. Y ahora me retiro con mis lágrimas y con mis mocos, porque ya no aguanto.
Gracias por estar ahí y por seguirnos a diario.
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