Camps no aclara si llamó al sastre 8 veces mientras Garzón le interrogaba
Presidencia evita desmentir las llamadas al modisto, citado dos veces por el juez para preguntarle sobre la supuesta vinculación entre el jefe del Consell y la red corrupta.
El presidente Camps durante su comparecencia de hace una semana en el Palau.
EFE
P. R. F.
Francisco Camps rehuyó ayer aclarar si telefoneó a su sastre madrileño de Milano y "Forever Young" mientras el modisto era interrogado por Garzón en relación a la vinculación del jefe del Consell con la red corrupta que el juez ha desmantelado en Madrid y la Comunidad. El equipo de Camps, al que la Fiscalía implica en la trama que investiga la Audiencia Nacional por el supuesto cobro de 30.000 euros en trajes, en todo caso, no desmintió que esas llamadas se hubieran producido y ha impuesto la ley del silencio hasta que el magistrado y la Fiscalía se pronuncien definitivamente sobre el tema para, de esa manera, saber si se acusa de algo a Camps.
Durante la segunda vez que el sastre fue interrogado por Garzón sobre su relación con Camps, el modisto habría recibido hasta ocho llamadas del jefe del Consell, apunta un medio digital. Desde Presidencia no negaron ayer ese extremo y, en todo caso, apuntaron que telefonear a un sastre no constituye una acción delictiva. El gabinete de Camps, incluso, restó trascendencia a la situación -"¿qué pasa si se produce esa llamada?", indicaron estas fuentes- al tiempo que remarcaron que lo importante sería, en todo caso, el contenido de esa hipotética conversación, algo que, dijeron, no se conoce. "En un cuarto hora que estés hablando con alguien se registran muchas llamadas perdidas", apuntaron también desde Presidencia para restar trascendencia a la reiteración que se habría producido en las llamadas de Camps al sastre.
En apenas una semana, el jefe del Consell ha pasado de negarlo todo a no desmentir sus contactos con el modisto, que trabajó primero en Milano y, posteriormente, en "Forever Young", una franquicia de ropa de lujo. Como se recordará, el pasado 19 de febrero se conoció la supuesta implicación del jefe del Consell en la investigación de la trama de corrupción liderada por Francisco Correa y controlada en la Comunidad por Álvaro Pérez Alonso "El Bigotes", que también tenía contacto comercial desde hace varios años -junto a otros dirigentes del PPCV- con el modisto investigado por Garzón. En una de las grabaciones en poder del juez, precisamente, aparecería el nombre de Camps -citado por una de las imputadas- como el receptor de un pago de 30.000 euros en trajes.
Orange Market, la filial valenciana de la trama que controlaba el citado Álvaro Pérez Alonso, se ha hecho en los últimos años con importantes contratas de la Generalitat -los estands para las ferias turísticas son coto cerrado para la sociedad desde 2005-; y era la empresa que organizaba la mayoría de actos del PPCV. Garzón, en el auto con el que envió a prisión a los principales implicados, asegura que la trama pagaba sobornos a funcionarios y autoridades a cambio de adjudicaciones. El presidente de la Generalitat, en una declaración institucional y luego en las Cortes, negó cualquier vinculación con la red.
De la nada a probarse trajes.
De la negación total, sin embargo, cuarenta y ocho horas más tarde, Camps ya admitió que -en fechas próximas a la visita del Papa a Valencia, cuya organización también se atribuye a "El Bigotes", a pesar de que el Consell lo rechaza- encargó cuatro trajes al citado modisto aunque luego los devolvió sin pagarlos porque no quedó satisfecho con los arreglos. Y ayer desde Presidencia tampoco negaron que el jefe del Consell llamara en ocho ocasiones al sastre durante el segundo interrogatorio al que fue sometido por Garzón. Después de su primera declaración, el modisto, que también tendría intervenido su móvil, habría telefoneado a varios implicados en la trama, extremo que también recoge un medio digital.
"No vamos a valorar nada más a partir de ahora", apuntaron estas mismas fuentes. En Presidencia han dictado la ley del silencio. El jefe del Consell mantiene su agenda habitual aunque sin concesiones para ser preguntado. No va más allá de sus intervenciones de carácter institucional. La tesis de Presidencia de la Generalitat es clara: Camps ya ha hablado. Ya ha dicho lo que tenía que decir y no volverá a abordar la cuestión de forma oficial hasta que Baltasar Garzón o la Fiscalía se pronuncien de forma definitiva. Es decir, hasta que el juez se inhiba y se conozca si existe algún tipo de acusación contra el máximo mandatario de la Generalitat.
Mientras tanto, en el entorno del jefe del Consell siguen insistiendo que la vinculación de Camps es un intento de influir en los resultados electorales del PP en vísperas de las elecciones gallegas y vascas. El jefe del Consell tiene previsto contraatacar, quizá el fin de semana, con una encuesta que elevaría la diferencia entre Camps y el PSPV a más de veinte puntos y que apuntaría que es el preferido por el 75% de los valencianos para liderar la administración autonómica.
Imputado y fiesta de la Volvo / «El Bigotes» / De Rosa / Fabra / Rambla / «Opinión: ¿Cuántas más?»
Durante la segunda vez que el sastre fue interrogado por Garzón sobre su relación con Camps, el modisto habría recibido hasta ocho llamadas del jefe del Consell, apunta un medio digital. Desde Presidencia no negaron ayer ese extremo y, en todo caso, apuntaron que telefonear a un sastre no constituye una acción delictiva. El gabinete de Camps, incluso, restó trascendencia a la situación -"¿qué pasa si se produce esa llamada?", indicaron estas fuentes- al tiempo que remarcaron que lo importante sería, en todo caso, el contenido de esa hipotética conversación, algo que, dijeron, no se conoce. "En un cuarto hora que estés hablando con alguien se registran muchas llamadas perdidas", apuntaron también desde Presidencia para restar trascendencia a la reiteración que se habría producido en las llamadas de Camps al sastre.
En apenas una semana, el jefe del Consell ha pasado de negarlo todo a no desmentir sus contactos con el modisto, que trabajó primero en Milano y, posteriormente, en "Forever Young", una franquicia de ropa de lujo. Como se recordará, el pasado 19 de febrero se conoció la supuesta implicación del jefe del Consell en la investigación de la trama de corrupción liderada por Francisco Correa y controlada en la Comunidad por Álvaro Pérez Alonso "El Bigotes", que también tenía contacto comercial desde hace varios años -junto a otros dirigentes del PPCV- con el modisto investigado por Garzón. En una de las grabaciones en poder del juez, precisamente, aparecería el nombre de Camps -citado por una de las imputadas- como el receptor de un pago de 30.000 euros en trajes.
Orange Market, la filial valenciana de la trama que controlaba el citado Álvaro Pérez Alonso, se ha hecho en los últimos años con importantes contratas de la Generalitat -los estands para las ferias turísticas son coto cerrado para la sociedad desde 2005-; y era la empresa que organizaba la mayoría de actos del PPCV. Garzón, en el auto con el que envió a prisión a los principales implicados, asegura que la trama pagaba sobornos a funcionarios y autoridades a cambio de adjudicaciones. El presidente de la Generalitat, en una declaración institucional y luego en las Cortes, negó cualquier vinculación con la red.
De la nada a probarse trajes.
De la negación total, sin embargo, cuarenta y ocho horas más tarde, Camps ya admitió que -en fechas próximas a la visita del Papa a Valencia, cuya organización también se atribuye a "El Bigotes", a pesar de que el Consell lo rechaza- encargó cuatro trajes al citado modisto aunque luego los devolvió sin pagarlos porque no quedó satisfecho con los arreglos. Y ayer desde Presidencia tampoco negaron que el jefe del Consell llamara en ocho ocasiones al sastre durante el segundo interrogatorio al que fue sometido por Garzón. Después de su primera declaración, el modisto, que también tendría intervenido su móvil, habría telefoneado a varios implicados en la trama, extremo que también recoge un medio digital.
"No vamos a valorar nada más a partir de ahora", apuntaron estas mismas fuentes. En Presidencia han dictado la ley del silencio. El jefe del Consell mantiene su agenda habitual aunque sin concesiones para ser preguntado. No va más allá de sus intervenciones de carácter institucional. La tesis de Presidencia de la Generalitat es clara: Camps ya ha hablado. Ya ha dicho lo que tenía que decir y no volverá a abordar la cuestión de forma oficial hasta que Baltasar Garzón o la Fiscalía se pronuncien de forma definitiva. Es decir, hasta que el juez se inhiba y se conozca si existe algún tipo de acusación contra el máximo mandatario de la Generalitat.
Mientras tanto, en el entorno del jefe del Consell siguen insistiendo que la vinculación de Camps es un intento de influir en los resultados electorales del PP en vísperas de las elecciones gallegas y vascas. El jefe del Consell tiene previsto contraatacar, quizá el fin de semana, con una encuesta que elevaría la diferencia entre Camps y el PSPV a más de veinte puntos y que apuntaría que es el preferido por el 75% de los valencianos para liderar la administración autonómica.
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