A la vista de la trama de corrupción generalizada en que nos han sumido los políticos- sin distinción de partidos ni altura en su escala de mando- no me preocupa tanto la inmensa cantidad de dinero que hayan podido robar pese a que una minúscula parte provenga de mis impuestos, sino la inmensa cantidad de inocencia que le han arrebatado a miles de ciudadanos.
No merece la pena dedicarle más tiempo a los infames corruptores y corrompidos que falsearon las leyes, falsificaron documentos o amañaron concursos públicos; que se ocupe de ellos la justicia. Prefiero pensar en esos miles de empresarios que se esforzaron a la hora de presentarse a uno de esos concursos con la esperanza de poder ganarse honradamente la vida y la de a sus obreros trabajando por un salario justo pero se estrellaron una y otra vez contra el invencible muro las mentes podridas y el sobre de dinero negro bajo la mesa.
Muchos de esos empresarios decentes, quiero creer que los más afortunados, acabaron en el paro o la ruina; por desgracia muchos otros se vieron obligados a aceptar que les robaran la conciencia a base de entrar a formar parte de la hedionda trama, y a mi modo de ver robar conciencias es un delito que no aparece en el código penal pese a que debería estar castigado con la muerte.
Porque cualquier ser humano se puede presentar ante su Creador sin dinero, que de nada le servirá a la hora de comprar su salvación, pero no se puede presentar sin la conciencia limpia, ya que es la única moneda que el Ser Supemo acepta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario