19/2/2009 - 14:04
Gabriel está como el ascensor de acceso al Metro de El Carrascal. Fuera de servicio. Porque sin ascensor, Gabriel apenas puede salir del barrio, algo que hace con frecuencia. No es el único. Medio centenar de residentes del CAMPF (Centro de Atención a Minusválidos) lo usa habitualmente. Como hace Agenor Nieto, que lo usa para ir al hospital. Vicente Montes es otra víctima del bloqueo. "Es una vergüenza que por un trámite lleve un mes parado el ascensor", dice. Después de un mes, la fe en la buena voluntad de la Administración va decayendo.
'Somos ciudadanos, queremos ascensor' o 'Menos burocracia y más eficacia' eran las consignas que una veintena de personas coreaba el lunes en El Carrascal. Se quejan de que nadie les dé explicaciones, entre otras razones, porque no tienen manera de bajar hasta la estación para pedirlas. Sin embargo, sí saben que la burocracia ha paralizado su vida cotidiana durante el último mes.
Lo confirman los trabajadores de Metro, que explican que el ascensor quedó fuera de servicio al cumplir con el protocolo de actuación tras un incidente con las puertas. Para volver a enchufarlo, hará falta que los técnicos supervisen su funcionamiento. Éstos, que al parecer han cumplido su parte, enviarán un informe, informe que permitirá ordenar que pongan en marcha el ascensor, orden que debe llegar a mantenimiento para que el encargado apriete un botón.
CÍRCULO TELEFÓNICO
Una prueba telefónica confirma el círculo burocrático que supone poner en marcha un ascensor que sí funciona. Una voz el Consorcio de Transportes nos insta a plantear nuestras dudas en Metro de Madrid. Allí aseguran que la Concejalía de Industria del Ayuntamiento madrileño debe dar el visto bueno. Éstos, por otra parte, niegan la mayor: aquí no hay Industria. La llamada a la delegación de Industria del Gobierno de la Comunidad nos vuelve a conducir a Metro.
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