Padre nuestro, que estás desaparecido y nos tienes olvidados, leches, maldita sea tu voluntad.
Sólo te acuerdas de los ricos. A ellos los sientas a tu derecha y a Gabriel López lo martirizas.
Porque nos tienes abandonados, sobre todo a los diferentes.
Baja de tu trono de una puñetera vez, pues aquí sólo hay violencia.
El Pan Nuestro de cada día son las guerras y las hambres, que tus protegidos sólo saben que robar a los pobres o matarlos.
La tierra santa está en guerra y Jesucristo se toca las pelotas.
Y luego están las violaciones, que lo único que sobra por aquí son cabrones.
Y a mí me tienes olvidado, como a todos los desgraciados.
Mándame una mujer que me haga compañía eternamente, si quieres que vuelva a creer en ti.
Que el sexo también es religión, coño. Amen.
Fuente: Escribiradrede
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