Hay que espabilar… es cosa de niños (III)
Hoy, Ángela, cumple catorce años y medio. Isabel, madre de la pequeña Ángela, tras dieciochos meses de ese asqueroso atentado hacia su hija, se pregunta y nos pregunta en un grupo creado en facebook y al que estamos todos invitados:
¿Quién Empujó a Ángela? El Agresor, El Que Mira o El Que Lo Sabe ¿QUIENNNN?
No fue un accidentado y sutil desplazamiento. Tampoco ninguna broma pueril a pesar de que quien recibió ese empujón, ese triste día debía apagar 13 velas con sus familiares y amigos. No ya sólo por ser su decimotercera onomástica, sino sencillamente porque era su derecho, el de cualquier niñ@ con ese breve caminar, con esa obligada alegría innata que da la edad. Ángela no pudo celebrar esa fecha, en principio feliz y alegre. Ni pudo ni quiso.No pudo apagar las trece velas que presagian en cualquier niña el comienzo de una preadolescencia porque su boca apenas podía cerrarse del dolor infringido. Su dentadura tampoco podía hacer esa función tan sencilla como es ayudar a sus hinchados labios a soplar unas ilusionantes velas, pues le rompieron varios dientes entre otras muy graves heridas.
Su supuesta alegría ya no existía. En cualquier modo tampoco ese día podría haber saltado de alegría pues sus rodillas también habían sido dañadas.
No había razón ni siquiera para cortar determinadas porciones de una tarta que significasen el dulce momento de un cumpleaños gratificante y risueño, porque su codo también dolorido por el impacto contra el suelo no le hubiese permitido manipular utensilio alguno.
De la supuesta alegría de ese momento tampoco quedaba rastro pues dañaron, sino para siempre, sí para demasiado tiempo la autoestima demasiado devaluada y un dolor inmenso en no se sabe dónde; unos dicen en el alma, otros en los adentros; el caso es que su estado anímico-emocional se resquebrajó en ese día tan señalado y psicológicamente la pequeña Ángela sigue sin levantar la mirada ni atreverse incluso casi a pisar la calle; hoy día puerta de una cárcel obligada.
Sin embargo si hubo algunas fotos y,cómo no, aniversario; aunque lastimoso, taciturno, triste y herido. Las fotos poco o nada tenían que ver con el coqueteo y presumidas maneras de quien se sabe princesa del evento, de quien se mira mil y una veces al espejo, peinándose, luciendo su mejor traje, su mejor sonrisa para ser la chica más atractiva, la rosa más bella del jardín de la adolescencia y así ser enmarcada en unas preciosas fotos.
Esas fotos desgraciadamente se hicieron para mostrar el horrendo atentado a una joven víctima; en un aniversario finalmente y tristemente celebrado en un Hospital.
Mientras tanto y después de ese fatal día 24 de marzo, en que un cobarde quinceañero, aprendiz y sobresaliente alumno de su padre, vilmente y como una bestia por detrás hizo desmoronar y hundir el mundo ilusionante que cualquier ser de trece años, en este caso Ángela, puede y debe tener, Isabel, la madre de esa niña hundida, perdida y atemorizada, se pregunta y nos pregunta:
¿Quién Empujó a Ángela? El Agresor, El Que Mira o El Que Lo Sabe ¿QUIENNNN?
No fue sólo una única sabandija cobarde con aires de grandeza o acomplejado mediocre que con sus “proezas” intentó seducir a sus iguales, para demostrar cual fuerte es y lo que ello representa.
No fue sólo un padre, predictor y enseñante, de tan “nobles acciones”, a su hijo; en este caso ejecutante y que “curiosamente” había sido en su etapa de adolescencia depredador de la propia Isabel, madre de Ángela, esta niña rota y que desgraciadamente como maldito flash-back hizo recordar aquellas duras vivencias a esta, hoy día, madre coraje.
No fueron sólo unos cuantos ”colegas” del guay verdugo de la niña, que con sus complicidades, silencios, artimañas y falsos corporativismos enmudecieron los hechos.
No fueron sólo los responsables escolares del centro, con la dirección al frente, jefatura de estudios y personal docente en general, que ya conocían de otros episodios graves de este “valentón machito” y otros secuaces; pero que acallaban y con la complacencia y ninguneo fortalecían a este hostigador.
No fueron sólo los muchos padres/madres de niños que asiduamente acudían a recoger a sus hij@s y que por activa o pasiva tampoco ofrecieron ninguna luz sobre los graves hechos acaecidos, pues como un pequeño pueblo fantasma se hizo el silencio cobarde y allí, a pesar de que esas horas eran concurridas, había alma alguna. No debía ser “prudente” ser valiente y honesto. No les había tocado a ellos.
No fueron sólo los cargos superiores de Educación, que en modo alguno admitieron esos graves hechos ocurridos en el centro escolar y en horario lectivo. Por si acaso, tampoco era conveniente dotar a la víctima, Ángela, de un profesor en su domicilio, dado el cuadro ansioso-depresivo y el muy grave y constatado stress postraumático de la menor, que a fecha de hoy le impide pisar colegio alguno.
Pero como ya recordaba en artículos anteriores y según la generalizada “opinión de expertos directores” y otras hierbas del gremio, habría que aclararle a Ángela que
¡HAY QUE ESPABILAR …SON COSAS DE NIÑOS!(I)
¡HAY QUE ESPABILAR …SON COSAS DE NIÑOS! (II)
No fueron sólo ellos. Fue la unión de todos ellos y algunos más. De los que ven y miran para otro lado para no meterse en jaleos; de quienes no se sienten aludidos porque hoy día, al menos, aún no les tocó; de quienes piensan que si a las víctimas les pasó, “algo harían”; de quienes exigen autoritarismo en las aulas, no siendo previamente dignos de esa función, al no tener la entereza y el coraje suficiente para denunciar estos viles y cobardes actos hacia el alumnado, para más tarde proclamarse defensor de sus colegas, cuando son ellos parte importante de que en cursos más elevados ”tiarrones” bordes y embrutecidos carguen contra el propio profesorado; de quienes en lugar de transmitir paz, respeto y solidaridad a sus hijos ejercen contra sus pupilos semillas de competencia, finalidades poco éticas y medios aún más soeces y que les convierte en padres depredadores, que jamás admitirán errores de sus "”soldaditos” bien entrenados, a los cuales desde bien pequeños adoctrinan con sus míseras prioridades.
No fueron sólo ellos, es además la postura mía y tuya, lector ocasional, cuando callamos y otorgamos de algún modo el temor de destapar vergüenzas ajenas propias de regímenes facinerosos y hoy día tan extendida en nuestras propias instituciones, por pura comodidad; esa que nos condiciona el miedo a las represalias.
Difícil situación de corregir injusticias, más en niñ@s, cuando el silencio cómplice y cobarde puede a la dignidad personal y humana. Difícil, pero injusta.
¿A QUÉ ESPERAS PARA MOJARTE Y SOLTAR ESE MIEDO? ¿ACASO ÁNGELA, POR EJEMPLO, NO LO MERECE?
Para Ángela e Isabel, para que no decaigáis, como dice el siguiente tema de Peter Gabriel y Kate Mash: Don´t give up.
Un abrazo
Fuente vídeo:
Fuente: http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/09/hay-que-espabilares-cosa-de-ninos-iii.html
Relacionado: http://diversidadfuncional.blogspot.com/2010/10/colabora-tu-participacion-puede-ser-muy.html
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