Andrés Aberasturi
Mi hijo
MADRID, 23 Dic. (OTR/PRESS) -
Casado, dos hijos; el mayor va por su cuenta y sobre el segundo, discapacitado, los jueces me han devuelto la patria potestad. Cuando tuvimos que pasar el mal trago de incapacitarlo, en el Juzgado de Familia de Madrid no había ningún sitio reservado donde aparcar el coche y hacer las maniobras pertinentes de sacar la silla de ruedas, bajar al chico y colocarlo. Dentro del juzgado (insisto: el dedicado entre otras cosas a incapacitaciones) tampoco había sistema alguno para sortear los obstáculos con la silla de ruedas pero sí un arco de esos que pita si llevas algo de metal. Los ascensores eran también normales, es decir pequeños e inadecuados para una silla de ruedas. Sigo.
Para los tres que componemos la unidad familiar, una situación más o menos normal aunque siempre dura, voy por la vida con la friolera de 12 (doce) tarjetas sanitarias: tres de la comunidad de Madrid, tres de la de Castilla La Mancha (en donde vivo la mayor parte del tiempo), tres de la Asociación de la Prensa y tres más de la empresa colaboradora de RTVE. Sigo.
Algunos complementos médicos que tiene que tomar mi hijo los puedo comprar en Madrid por la Seguridad Social, pero no están incluidos en Castilla La Mancha y al contrario. En Madrid a mi hijo se le considera a todos los efectos como jubilado pero no así en la comunidad vecina. Cada vez que le recetan algo en uno de los dos sitios, le dan de alta por las buenas en la Comunidad que sea y causa baja en la otra. Todo, claro, sin consultar conmigo. Sigo.
Estamos citados para el próximo mes con el fin de que "lo valore" una comisión de expertos. Si no recuerdo mal, mi hijo ha pasado ya por cuatro valoraciones distintas de las que, naturalmente, tengo certificados definitivos. Es igual: hay que volverlo a pasear al chico porque ninguna de las valoraciones hechas por la Administració
A nadie le importa nada ni mi hijo ni sus padres. Esto funciona así y si un juez me ha devuelto la patria potestad, otro me tiene que dar permiso para solicitar su ingreso en una residencia o centro de día (invocando, por cierto un artículo equivocado que se refiere a lo tutores pero no a los padres); que cuatro veces hayan valorado su discapacidad, da exactamente igual, no les basta: quieren meter -otra vez- el dedo en la vieja herida que ellos se encargan de que nunca deje de doler. La Administració
Pero pese a todo, pese a este drenaje inútil de padre que hoy escribo en nombre de muchos, el mes que viene volveremos con el crío para que le valoren porque si no, si te revelas, si gritas y exiges, careces de derechos, no existes, te falta un formulario y el expediente es papel mojado. Volveremos a exhibir a nuestro hijo y tampoco, me temo, habrá ni plaza reservada por si llueve o hace frío.
Ahora se están pegando por la financiación autonómica. Me da igual ya. Si ni siquiera se dan cuenta de todo lo que han hecho mal, ¿cómo vas a esperar que rectifiquen? Crearon el error, lo heredaron y cada vez van ahondando más en él. Sucederse así es perpetuar el fracaso.
Andrés Aberasturi.
Palabras para un hijo
Un Blanco Deslumbramiento es el título del libro de Andrés Aberasturi que, según sus palabras, "es una especie de poema largo donde se habla de la historia de un crío con parálisis cerebral, que se divide en cuatro partes. La última parte es el momento actual en la relación de este crío con su entorno, con su familia, con su padre y su madre. Está basado en mi segundo hijo, Cris, que tiene parálisis cerebral". El libro fue presentado en varias ciudades del país a modo de recital-presentación. El compositor asturiano Miguel Fernández interpreta en directo la música, mientras Aberasturi lee fragmentos de su libro. Todos los fondos generados de la venta del libro y el CD, así como los derechos de autor van destinados a la Fundación Nido, dedicada a la asistencia y atención de paralíticos cerebrales. El balance para Aberasturi "en general ha sido muy positivo y la reacción de la gente ha sido muy buena. Alguien habrá conocido un poquito más lo que es este mundo, alguien se habrá sentido más tranquilo, más identificado con sus problemas, con los míos. Ha sido bonito". ∆
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