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Si no salvo mis ideales, no me salvo a mi.







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sábado, enero 03, 2009

Éste puede ser un gran año

Ángeles Cáceres

Éste puede ser un gran año




ÁNGELES CÁCERES

Hoy puede ser un gran día", cantaba Serrat abriendo una infinitud de posibilidades; y yo quiero abrirla hoy sobre el recién estrenado 2009. Porque a pesar de la crisis, la recesión, los bolsillos escurridos y los presupuestos familiares imposibles de cuadrar, éste puede ser un gran año. El año del despertar de la ciudadanía, que está ya hasta las narices de mentiras, imposiciones, chulerías y compadreos. El de sacudirnos la modorra que paraliza y la aceptación que hace sumisos. El de echarnos a la calle con pancartas, a Europa con denuncias y a los despachos con papeles que tendrán que sellar en registro aunque luego los tiren a la papelera, de los que quedará constancia oficial para llevarlos donde sea menester.

Éste puede ser el año de no dejarnos conducir como borregos. De no humillar la cerviz ante los que mandan. De plantarles cara y exigir que nos rindan cuentas de los dineros que hemos puesto en sus manos para que los administren con justicia y equidad, que no son suyos sino nuestros, y que tienen obligación de justificar hasta el último céntimo, tanto como nosotros tenemos derecho a exigirles que lo justifiquen. Ya que los ayuntamientos no son el cortijo del alcalde (o alcaldesa) de turno, sino la casa del pueblo: y el pueblo es soberano. Así que los alcaldes (o alcaldesas) están a su servicio, y no al revés. Por lo que es precisamente el pueblo, la ciudadanía, quien tiene el derecho y el deber de decidir lo que, previo consenso de la mayoría como establece la democracia, hay que hacer en los ayuntamientos. Y por lo que la ciudadanía tiene el deber y el derecho de oponerse al ejercicio de la política, tanto municipal como autonómica, con modos más propios de una dictadura que de una democracia consolidada.

Éste puede ser el año en que los jubilados dejen de conformarse con que la Concejalía de Bienestar Social les eche de merendar de cuando en cuando en el centro social del barrio unos pinchos de tortilla y cuatro platicos de olivas, para taparles la boca y que no les reclamen la aplicación de la Ley de Dependencia que mantienen bloqueada o desviando los dineros a residencias privadas, aunque los dependientes y sus familias la necesiten angustiosamente y el gobierno central haya mandado a la Conselleria fondos para aplicarla. Puede ser el año en que los parados, aprovechando que les sobra el tiempo, se entretengan escarbando en el Registro de la Propiedad para descubrir qué propiedades (y desde cuándo) están a nombre de quiénes, o de las esposas, hijos, yernos y cuñados de esos quienes, y así atar cabos y desenredar la madeja del enriquecimiento de más de cuatro personajes de mucho poderío, y una vez desenredada, sacarla a la luz.

Éste puede ser un gran año, no lo duden. El recién despedido ya nos dio alguna pauta, por ejemplo con el circo impresentable de la Educación para la Ciudadanía en inglés que el señor Font de Mora al final se ha tenido que tragar porque profesores, padres y alumnos, en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, le han obligado a hacerlo. Y aunque no haya dimitido, porque en esta tropa política no dimite ni dios como no sea por orden judicial (o para evitarla a tiempo, que también), el señor Font de Mora ha hecho un ridículo de tal magnitud que hasta los críos de preescolar seguirán cachondeándose durante años de su ocurrencia. Pero eso ha servido para marcarnos a todos el camino: se acabó el tragar y callar. Ahora ya sabemos que echarse a la calle a reclamar lo que es justo y de razón, si se hace bien, da resultado. O sea que me malicio yo que en este 2009, si nos lo proponemos, a algunos mandamases se les puede ir acabando el chollo. Y a sus paniaguados, también.

Porque, verán; el sábado pasado estaba yo en una reunión vecinal donde la gente comentaba una noticia cuyo título era "El Ayuntamiento no admite ninguna alegación a la torre de telecomunicaciones", y el subtítulo "El gobierno municipal rechaza los escritos que planteaban objeciones a la altura, ubicación, plazo de exposición pública y posibles radiaciones", y un vecino sentenció amargamente: "y lo mismo harán con todas las alegaciones al PGOU". Pero otro dijo: "lo que tenemos que hacer es unirnos todos de una puñetera vez, movilizarnos, plantarles cara y luchar por lo de la torre, las antenas, las basuras de media España que nos estamos tragando, la chapuza de PGOU a su medida que se han sacado de la manga, y por lo que haga falta". Y llevaba el hombre más razón que un santo: justo eso es lo que hay que hacer.

La lucha, eso sí, será larga porque tiene abiertos muchos frentes. Lo cual que hoy mismo ya podemos empezar en uno, preguntándole a doña Sonia por qué le ha encargado a dedo la remodelación de la plaza del Ayuntamiento precisamente a Jesús Quesada, redactor del PGOU, habiendo un Colegio de Arquitectos con ciento y la madre de profesionales de prestigio, capaces de trabajar tan deprisa como don Jesús para que no se pase el plazo de los dineros que nos da Zapatero. Y que a lo mejor dejaban la placica más lucida, y hasta salía mucho más barata y sobraban unos miles de eurillos para flores. Porque es que, oigan, con esta querencia de adjudicar siempre a los mismos y a poder ser a dedo se les ve el plumero cosa mala, pero se conoce que andan tan sobraos que ya les da lo mismo que se les vea y ni se molestan en disimular. Joer qué tropa, que diría aquél.

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