La joven madre decidió no abandonar el hospital hasta que no encontraran una vivienda digna en la que formar su hogar y abandonar así la casa en la que vivía con David: el hogar familiar de éste, que está en un estado deplorable y no dispone siquiera de luz ni agua.
Las malas condiciones de la vivienda y la falta de recursos económicos de la pareja fueron la razón principal por la que los agentes sociales de la Junta decidieron suspender la patria potestad de la hija, por riesgo a que la menor sufriera una situación de desamparo por parte de sus padres. David y Sara, sin embargo, han insistido en su derecho a cuidar de la pequeña, que ha sido acogida en el centro San Carlos de Chipiona, donde sus progenitores pueden visitarla sólo una vez a la semana, y apenas durante unas horas.
A pesar de la drástica medida, la delegada de la consejería de Bienestar Social en Cádiz, Manuela Guntiña, matizaba esta semana que la suspensión de la patria potestad es «provisional», hasta que los padres demuestren que pueden estabilizar su situación y cuidar a la niña.
Los jóvenes, por tanto, esperan que con la asignación de la nueva vivienda puedan recuperar a su hija, explicaban ayer amigos de la pareja.
Abandonan el hospital
La misma tarde en la que les dieron la buena noticia de la asignación del piso tutelado, Sara recibió el alta médica y abandonó el hospital, ya recuperada de diversos problemas derivados del parto que la han mantenido en cama varios días. Con su pareja se mudó de inmediato al piso tutelado, que compartirán con otros compañeros también discapacitados. «Les ha dado mucha pena despedirse del personal médico, que les ha tratado estupendamente estos días», explicaba una amiga de los jóvenes, que ha gestionado la solicitud de ayudas hasta ahora.
El piso tutelado es propiedad de Afanas, una entidad privada que, sin embargo, mantiene un concierto con la Consejería de Bienestar Social, que es en última instancia la que aprueba la asignación de plazas.
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