Es por esa circunstancia que traemos hoy a esta Webblog con el ánimo de rememorar una bonita poesía que fue escrita a mediados del siglo diez y ocho, y hoy en día sigue siendo, en la mayoría de los casos de extremada vigencia.
ESTE VERSO FUE ESCRITO EN EL SIGLO XVIII
y la vigencia no se pierde
de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.
levántate y desayuna.
que no hace falta ninguna.
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.
que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!
que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.
que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.
¿y si tu jefe se enfada?
que no me va pasar nada.
que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
ni se advierte ni se nota.
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.
de verdad, mamá, no insistas,
que me pongan en las listas.
ser sumiso, ser amable
cuando en la tribuna hable.
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!
Bueno, te dejo, hijo mío.
¡Yo no sabía el estrés
que produce el Parlamento!
valoren su vigencia
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