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Desconozco las circunstancias personales que puedan haber acaecido en cada uno de los casos que he podido leer y escuchar, pero hay una cosa en común que los equipara, en distintos puntos de España utilizan cierta agresividad comercial los directores de algunas, o quizás todas, las sucursales bancarias pertenecientes a ésta entidad que, lamentablemente, finalizan defraudando las expectativas iniciales de cada uno de los clientes, y esto cuanto menos merece ser estudiado por el responsable de la entidad bancaria aludida, si es que no es la consigna que el mismo ha distribuido entre todos sus empleados, de no ser así, debería reconocer que son gestiones fallidas que disparan una delincuencia que es considerada por ciertos estamentos públicos como merecedor de arresto en un centro penitenciario, por usurpación y fraude a sus clientes.
Hace poco tiempo recogíamos una manera de proceder más que dudosa y reprochable, cometida para infortunio de la figura de D. José Luís Burgos, un catalán que fue igualmente sorprendido en su buena fé, y es así, de ésta manera como poco a poco se van generando unas ganancias desmedidas de quién hoy protagoniza ésta práctica poco ejemplarizante de funcionar una entidad financiera; para algo semejante sería más propio del estilo de quienes son retirados de la circulación por ser sustractores de lo ajeno.
Ignoro cual pueda ser la razón por la que las leyes amparan este proceder, pero una cosa es lo que reza en un papel y otra muy distinta son las técnicas de captación dineraria que utilizan, sorprendiendo la buen fe de quienes se dedican a escuchar, no se la razón, unos cantos de sirena.
El ejecutivo debiera mediar en estas acciones que por su similitud ya que están haciendo que pensar que todas estas personas del Banco de Santander emplean. Al menos que no nos haga sospechar con una connivencia irresponsable.
Pongamos a ésta institución en cuarentena y ojo con creerse las ofertas comerciales, si antes no nos son presentadas y firmadas por escrito. Esto sería demostrar cierta seguridad en nuestro personal proceder. Manera de poder llegar a demostrar fehacientemente las acciones emprendidas, ante cualquier posible reclamación judicial.
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Hace poco tiempo recogíamos una manera de proceder más que dudosa y reprochable, cometida para infortunio de la figura de D. José Luís Burgos, un catalán que fue igualmente sorprendido en su buena fé, y es así, de ésta manera como poco a poco se van generando unas ganancias desmedidas de quién hoy protagoniza ésta práctica poco ejemplarizante de funcionar una entidad financiera; para algo semejante sería más propio del estilo de quienes son retirados de la circulación por ser sustractores de lo ajeno.
Ignoro cual pueda ser la razón por la que las leyes amparan este proceder, pero una cosa es lo que reza en un papel y otra muy distinta son las técnicas de captación dineraria que utilizan, sorprendiendo la buen fe de quienes se dedican a escuchar, no se la razón, unos cantos de sirena.
El ejecutivo debiera mediar en estas acciones que por su similitud ya que están haciendo que pensar que todas estas personas del Banco de Santander emplean. Al menos que no nos haga sospechar con una connivencia irresponsable.
Pongamos a ésta institución en cuarentena y ojo con creerse las ofertas comerciales, si antes no nos son presentadas y firmadas por escrito. Esto sería demostrar cierta seguridad en nuestro personal proceder. Manera de poder llegar a demostrar fehacientemente las acciones emprendidas, ante cualquier posible reclamación judicial.
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