Pero… ¿Cómo puede reír una niña cuando la arrebatan de los brazos de su madre y la hospitalizan durante 24 meses; cuándo la visitan voluntarios que la llevan una muñeca y al poco tiempo se la roban; cuándo se hace pis en la cama y la encierran en un cuarto oscuro con un esqueleto; cuándo la llevan al quirófano y al volver no puede consolarse en los brazos de su madre; cuándo la llevan a rehabilitación y la hacen tanto daño que hasta sufre hematomas; cuándo vuelve a casa y no puede jugar como cualquier niña; cuándo hace su primera comunión y la quitan sus bastones para salir más guapa y la dejan desvalida; cuándo crece y sus amigas le dan de lado porque anda muy lenta; cuándo los chicos tontean con todas las chicas menos con ella; cuándo te engañan diciendo que hoy no salen y al ir a hacerles compañía ves que se fueron y no contaron contigo?
¿Y para qué contar de tu adolescencia y pubertad? Tristeza, tristeza y más tristeza.
Pero más tarde llegó mi boda, llegaron mis hijos y entonces sí que he tenido motivos para sonreír.
Loly León Trillo.
Afectada de polio y síndrome postpolio
Miembro del grupo Polio-Postpolio Spain.
No hay comentarios:
Publicar un comentario