Muchas familias estamos luchando para que sean aceptados en la sociedad, y para que se les otorguen los mismos derechos que a los neurotípicos. Por eso no podemos permitir que se use la palabra autismo como una afrenta o un insulto. Es un estado con sus dificultades y con sus virtudes, y me parece que su periódico nos hace un flaco favor usando la palabra autista con esa ignorancia, pues genera que se nos vea como a familias fuera de la normalidad, fuera de la regla, con una carga negativa, algo que rechazar, como a una mala política.
El autismo no es una enfermedad, no es un insulto, no es una lacra. Les agradecería que se esforzaran en conocer nuestra realidad, en no ignorarnos; en dejar que las personas con autismo sean parte de esta sociedad, porque lo están deseando. Sólo necesitan que les echen una mano.
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