Mariano Rajoy acabó por ceder en el pulso que planteó Francisco Camps y el presidente de la Generalitat valenciana logró el 'nihil obstat' del comité electoral del PP a su candidatura a la reelección en las elecciones del 22 de mayo. Han sido semanas de tensión entre la dirección nacional y la dirección valenciana, que aprobó la candidatura de Camps el 14 de febrero, pero que sólo ayer consiguió la ratificación de los órganos directivos del partido. La imputación por cohecho en el caso Gürtel no ha sido al final obstáculo para su nominación, a diferencia de otros altos cargos del PP que con la misma situación procesal del gobernante valenciano no podrán presentarse a las elecciones.
El comité electoral de los populares aprobó ayer, además de la de Camps, las candidaturas de las autonomías en que gobierna y tienen elecciones en mayo: Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, Juan Vicente Herrera en Castilla y León, Ramón Luis Valcárcel en Murcia, Pedro Sanz en La Rioja, Juan José Vivas en Ceuta, y Juan José Imbroda en Melilla. Confirmó asimismo las de José Manuel Soria en Canarias, Ignacio Diego en Cantabria y Luisa Fernanda Rudi en Aragón. Unas designaciones recibidas sin alharacas por los interesados, salvo Camps, quien, después de ser jaleado y aplaudido por los diputados del PP en las Cortes valencianas al conocerse la noticia, anunció que asumía con «enorme emoción y responsabilidad» una candidatura que en su caso tiene «un valor especial». A su lado, el murciano Valcárcel, con el que estaba reunido, despachó su nominación con un «era lo esperado».
La candidatura de Camps, pese a que contaba con muchos detractores en la dirección nacional del PP, entre ellos la secretaria general, estaba decidida desde hace meses. Rajoy recordó ayer mismo que «hace seis meses» dijo que el presidente valenciano iba a ser el candidato. Las encuestas auguran un muy amplio triunfo en la Comunidad Valenciana para los populares, los cálculos del equipo de abogados apuntan a que si se tiene que sentar en el banquillo frente a un jurado popular ese momento llegará después de los comicios autonómicos, hacia otoño, y además una renovación en la lista daría pie a un escenario de consecuencias políticas imprevisibles.
A Rajoy tampoco le hace feliz que Camps sea el candidato, pero en ningún momento pensó en tomar medidas drásticas por el regalo de «tres trajes». No olvida el respaldo clave del PP valenciano para ganar el delicado congreso del partido en el verano de 2008, además de su conocida desgana para imponer cambios con métodos expeditivos salvo que sean indispensables.
El líder opositor optó por aplicar la 'doctrina Bárcenas', y que, como ya hiciera el año pasado con el entonces tesorero del PP, también implicado en la trama Gürtel, arrojara la toalla y dejase el cargo de forma voluntaria.
Paso al costado
El presidente del PP confió hasta el último momento en que el gobernante de la Generalitat valenciana diera un paso al costado y dejara que otro encabezara la lista. La dirección del partido opositor barajó incluso que Rita Barberá o el castellonense Alberto Fabra fueran los candidatos. Pero Camps se mantuvo firme pese a que el cerco judicial por su implicación en la trama Gürtel se estrecha a medida que pasan las semanas.
De momento, está acusado de cohecho impropio por el caso de los trajes regalados por Álvaro Pérez, 'El Bigotes', pero el Tribunal Superior de la Comunidad Valenciana tiene que resolver si amplía la imputación a financiación irregular del PP, evasión fiscal, soborno, delito electoral o prevaricación, que según los informes de la Policía, Hacienda y la Intervención General del Estado habría cometido. El tribunal no tiene fecha para tomar una decisión, pero no es descartable que resuelva si amplía los cargos contra Camps antes de la convocatoria electoral.
Camps, aunque en privado, según fuentes del PP, no está tranquilo, en público se muestra despreocupado. El caso Gürtel es «un montaje» del que participan los socialistas, dijo ayer durante la sesión de control al Gobierno en las Cortes regionales. Su empecinamiento en ser candidato, afirman dirigentes del partido, se explica por su convicción de que las urnas le absolverán de todo cargo. Con una exculpación social, calculan Camps y su entorno, sería difícil de entender que los tribunales obraran de forma distinta.
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