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Publicado: 17/02/2011
Circulan ya chistes sobre el gusto de Sonia Castedo por la marcha atrás. La mayoría son irreproducibles, aunque conociendo al personal, se imaginarán por dónde van los tiros.
Y es que reza el dicho que "rectificar es de sabios", pero no añade -lo hago yo- que rectificar demasiado es de torpes o de precipitados.
De alguna de las dos cosas peca nuestra alcaldesa, que parece no ser consciente de la trascendencia que, por razón de su cargo, tienen sus globos sonda.
Hoy ha dado marcha atrás para permitir la publicidad en los rótulos comerciales, después de dar el susto a los comerciantes.
En algún caso ha sido para bien lo de la marcha atrás, como cuando rectificó y apoyó la retirada de los símbolos franquistas en Alicante.
Tampoco le ha faltado ocasión de dar marcha atrás en un fallo gordo que a su antecesor igualmente le tocó rectificar: la multa y embargo de limosnas a los mendigos de la ciudad.
Obviamente, la marcha atrás de Castedo también tiene su ejemplo en el tráfico rodado, como cuando rectificó para descartar peatonalizar la plaza del Ayuntamiento.
O como cuando echó marcha atrás en lo de dar doble sentido a la calle San Fernando en horario comercial, pero las complejidades técnicas le llevaron a rectificar y proponer "despeatonalizar" parte de la Explanada. Y luego a rectificar lo rectificado.
O como cuando propuso un botellódromo y luego echó marcha atrás después de la negativa del Puerto.
O cuando echó marcha atrás sobre la construcción de contenedores de basura soterrados en el casco antiguo, sobre lo que tres meses antes había dicho que era imposible.
O cuando accedió al traslado voluntario de conserjes a los nuevos museos, dando marcha atrás en la adjudicación forzosa de los 16 puestos tras las medidas de presión de los trabajadores.
O como...
Bueno, ella dijo en una de estas marchas atrás que su modelo de gobierno de la ciudad "no será a golpe de imposiciones", pero no estaría de más que se pensara antes las cosas un poquito. Decir una cosa y hacerla, da buena imagen.
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