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OPINIÓN
Las cuentas de la sociedad hípica que José Bono tiene en Toledo será objeto de una investigación judicial por unas presuntas irregularidades, que la acusación particular del caso querrá extender al patrimonio y presuntos favores que el presidente del Congreso de los Diputados podría haber recibido de importantes empresas.
Esta noticia que hace las delicias de las tertulias ruidosas del anochecer español llega cuando Bono creía superado el escollo y acaba de iniciar una ronda de conversaciones secretas con Zapatero –ayer pudo celebrarse un encuentro- que algunos observadores conspicuos han relacionado con el proceso de sucesión de Zapatero en el PSOE. Todo ello en un momento en el que Rubalcaba parece de capa caída por el "caso faisán" y la resistencia de Zapatero a anunciar su retirada, y cuando Chacón y Vara se declaran prestos a entrar en la carrera de la sucesión, donde solo José Blanco mantiene un prudente y silenciosa posición.
A Bono ya lo corrió a palos recientemente el diario 'El País' a propósito de su reciente viaje a Guinea Ecuatorial, y por si el manchego decidía volver a la batalla de la sucesión de Zapatero donde el Grupo Prisa se ha volcado a fondo en el solo favor de Rubalcaba, como el hombre fuerte de Felipe González y de la vieja guardia felipista. Y ahora veremos como esta investigación judicial de Bono no solo provoca el entusiasmo político y mediático de la derecha sino que también el producirá un rebote en los medios monclovitas tal y como ya ocurrió con el diario 'Público' cuando salió a la luz el patrimonio inmobiliario de Bono.
De manera que ya tenemos tocados por escándalos más o menos variados a Bono, Rubalcaba, Chaves –por el "ERE" de Andalucía- y, por si faltaba algo, a Montilla porque se ha descubierto un nuevo escándalo en la Generalitat.
Naturalmente, el PSOE intenta empatar el partido de estos escándalos con el caso Gürtel y la candidatura de Camps a la Generalitat de Valencia, que está pendiente de ver si el Tribunal Superior de esa Comunidad lo lleva a juicio, lo que ya no impedirá que Camps concurra a las elecciones porque el presidente valenciano y su clan le han torcido la mano a Rajoy y finalmente han impuesto a su líder por las malas, por más que Rajoy diga ahora que hace seis meses que él ya dijo que Camps sería candidato. Si eso fuera cierto el PP hace tiempo que lo habría nominado, a pesar de sus responsabilidades políticas y presuntamente penales que adornan su temeraria connivencia con la trama Gürtel valenciana.
O sea que en este país donde pasan tantas y escandalosas cosas nunca pasa nada, sobre todo cuando se trata de que alguien asuma las responsabilidades políticas pertinentes, porque la clase política nacional parece exenta de decoro y de responsabilidad.
Fuente: República.es
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