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El jefe del Consell responde a unas declaraciones de De Cospedal que ponían en duda su futuro con la convocatoria urgente de un comité de listas regional para forzar a Madrid a confirmarle
Rambla junto a Pedro Agramunt ayer en la puerta de la sede del PP. Al fondo, Miguel Barceló. manuel molines
Obligado por unas declaraciones de María Dolores de Cospedal, número dos del PP, que ponían en duda su futuro político y apenas 72 horas después de que la Fiscalía le acusara de un delito de cohecho continuado por los trajes de Gürtel, Francisco Camps, cansado de esperar durante meses la decisión de Rajoy sobre su candidatura mientras los plazos judiciales y electorales apremian, salió ayer al contraataque y lanzó un pulso a Génova para tratar de forzar su confirmación como aspirante a la Generalitat. En una convocatoria de urgencia, el jefe del Consell citó al comité de listas autonómico -un órgano con escaso peso político que preside el senador Pedro Agramunt- para autoproponerse como cartel electoral y, de paso, poner en un aprieto a Génova. La dirección nacional del PP tiene ahora la última palabra y, pese al órdago de Camps, sigue sin poner fecha a una ratificación que está pendiente de la decisión del juez José Flors de sentar o no al titular del Consell en el banquillo por el caso de los trajes.
La intervención de María Dolores de Cospeda -una de las más críticas con la posibilidad de que Camps pueda aspirar a un tercer mandato- al término de la reunión del comité de dirección del PP hizo saltar todas las alarmas. "No hay fecha", vino a decir la número dos de Rajoy cuando se le interrogó por la ratificación del jefe del Consell como candidato. "No estoy en la mente del señor Camps", aseveró cuando se le preguntó si el presidente de la Generalitat podría dar un paso atrás. Las declaraciones de De Cospedal precipitaron los acontecimientos en el PP. Se produjeron contactos entre la cúpula campista y Génova durante todo el día. Valencia trataba de presionar para forzar la designación de Francisco Camps con un doble objetivo: intentar despejar todas las dudas y zanjar de una vez el debate sobre el futuro político del jefe del Consell cuando restan poco más de tres meses para las elecciones; y tratar de garantizarle la candidatura sin esperar a la decisión del magistrado José Flors sobre la apertura de juicio oral.
Con ese panorama como telón de fondo, a última hora, Camps forzó para las ocho de la tarde una reunión del comité electoral -el órgano encargado de proponer o validar las candidaturas- con la intención de autoproponerse como aspirante a la Generalitat. El encuentro se convocó por vía de urgencia. Hasta el punto de que tres cuartos de hora antes de su inicio, destacados miembros de la ejecutiva del PP y del propio comité electoral desconocían su celebración. No figuraba en ninguna agenda. Fuentes populares, sin embargo, insistieron en que la reunión estaba prevista. El comité electoral tiene una capacidad de decisión limitada y está controlado totalmente por Camps. Lo preside el citado Pedro Agramunt con Vicente Rambla como secretario y el ex senador Miguel Barceló, entre otros, en una de las vocalías.
Veinte minutos más tarde, el propio Rambla, a la sazón vicepresidente del Consell, salió a la palestra para informar de la propuesta y asegurar que todo el proceso se había desarrollado en "plena sintonía" con Madrid. El comunicado oficial despacha la resolución del comité de listas del PP en seis líneas en las que se informa del voto unánime en la nominación y de que, además, ya se había informado a Génova para la ratificación. Casi en cadena, la dirección regional del PP lanzó una avalancha de comunicados para trasladar una imagen de cierre de filas. Hubo respaldo explícito de Antonio Clemente, secretario general del PP; y de José Císcar, delegado del Consell en Alicante. También emitieron notas de apoyo la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y el primer edil de Castellón, Alberto Fabra, uno de los dirigentes que aparece en todas las quinielas como posible sustituto de Camps si es que, finalmente, la dirección nacional del PP acaba relevando al jefe del Consell. No hubo comunicado de respaldo, sin embargo, de ninguno de los tres presidentes provinciales del PP en la Comunidad Valenciana.
La pelota, por tanto, está ahora en el tejado de Génova que, conocida la decisión de los populares valencianos, no tuvo ni un gesto público de adhesión. El comité de listas nacional está convocado para las próximas 48 horas pero la ratificación de Camps no figura en el orden del día. La única previsión es el nombramiento de De Cospedal como candidata en Castilla-La Mancha como paso previo a su proclamación del sábado. Desde la cúpula regional del PP y desde Presidencia destacaron la "normalidad" de la reunión, la existencia de una conversación entre Rajoy y Camps y que la decisión se tomó de "mútuo acuerdo".
No habrá una decisión definitiva hasta la convocatoria electoral
La maniobra de Camps y la tibia respuesta de Génova, sin embargo, siguen alimentando las dudas sobre el futuro político del jefe del Consell. Fuentes del PP apuntaron que, conforme a lo previsto, Mariano Rajoy esperará hasta que se disuelvan las Cortes y se convoquen las elecciones -el próximo 28 de marzo- para decidir sobre la identidad del candidato del PP en la Comunidad. Habrá que esperar otras seis semanas. Para entonces, con el Consell en funciones y el PP regido por los comités de campaña, el margen que le restaría a Camps sería mínimo. No tendría posibilidad de originar una crisis institucional o de utilizar las Cortes como ariete contra Rajoy. Estaría atado de pies y manos. Todo lo contrario que si Rajoy relevara a Francisco Camps ahora. El jefe del Consell sí tendría un margen para plantar cara. P. r. f.--
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