Reconocimiento.

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Imágen de hace un instante.

Hoy y tras muchos meses en los que me he tenido que dedicar a mi rehabilitaciòn, tras sufrir un ictus (infarto cerebral, con resultado de emiplegia y diagnosticado con el síndriome de Casandra, o como vulgarmente se le denomina, síndrome de cautiverio) me he detenido mirando los comentarios que tiene el blog de mi amiga Mª Ángeles, y no he podido sentirme más complacido de tener unos buenos amigos que son Mª Ángeles y Manuel, ambos de una humanidad y desprendimiento de sencillez que me hacen sentirme gratamente cobijado. Me he detenido a leer la gran senblanza que hace de mi paisano Miguel Hernández y me he visto reflejado finalmente de una manera inmerecida pero que me ha permitido vanagloriarme en mi vanidad como todo mortal. También el comentario que me dedica mi amiga del alma, mi alma gemela, en muchos aspectos que llegamos a ser coincidentes, si bien ella me supera por ser mucho más expontánea que yo, más sincera. Desde esta tribuna que me permite decir las cosas y reconocerlas, aprovecho para darles las gracias a ambos y solo deseo nunca llegarles a defraudar al contar con su bonita amistad.

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