COMUNITAT ELECCIONES
El comité electoral le ratifica como candidato sin saber si José Flors le abrirá juicio oral antes del 22-M
PERE ROSTOLL
Francisco Camps ya es, oficialmente, candidato del PP a la presidencia de la Generalitat. Ni la sombra del caso Gürtel ni la posibilidad de que antes de las elecciones el magistrado José Flors decida abrir juicio oral y procesarle por el caso de los trajes de Gürtel, un procedimiento que se encuentra en su recta final y en el que Anticorrupción acusa al presidente de la Generalitat de cohecho continuado impropio, impedirán, finalmente, que Camps opte a un tercer mandato en el Consell. En las filas de los populares valencianos dan por descontado que el juez Flors abrirá juicio pero, pese a todo, el comité electoral nacional, el único órgano competente para ratificar a los candidatos autonómicos, se reunió ayer para designar a Camps.
Era la noticia que el jefe del Consell esperaba desde hace casi un año. En los comicios de 2007, de hecho, a estas alturas, el líder del PP ya llevaba diez meses ratificado. Pero el caso Gürtel lo cambió todo. Ha sido un pulso muy largo. Durante los últimos meses, Camps ha intentado por todos los medios arrancar a Génova el acuerdo de su confirmación como candidato. Quería que la ratificación quedará al margen de su complicada situación judicial. Ha intentado en varias ocasiones, sin éxito, presionar a Rajoy para acelerar su designación. ¿La respuesta? Le iban dando largas. Desde Madrid querían tener margen para maniobrar en función de las decisiones judiciales
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Mariano Rajoy, fiel a su estilo de resolver las conflictos con el paso del tiempo, no encontraba el camino para excluir a Camps de las listas del PP. Pero tampoco logró, a fuerza de retrasar la designación y de elevar la presión, que el jefe del Consell dejara paso y tomará el camino de la renuncia, el escenario que hubiera deseado Rajoy y muchos dirigentes del PP. Todo lo contrario. A cada revés judicial que le acercaba un poco más al banquillo por el caso de los trajes de Gürtel, el jefe del Consell intensificaba sus contactos en Madrid para exigir su ratificación. Era la vía para intentar tranquilizar a sus huestes. Al margen de las declaraciones públicas de cara a la galería, nadie se acababa de fiar en las filas del PP de la Comunidad. Muy pocos pensaban que todo estaba atado y bien atado.
En la convención de Sevilla -celebrada del 21 al 23 de enero-, Camps intentó de nuevo arrancar el compromiso de Rajoy. No lo consiguió pese al despliegue de efectivos con el que se presentó en el cónclave popular. Ya a principios de febrero, tras la decisión del juez Flors de dar por finalizada la instrucción y continuar adelante con un trámite que le situaba a las puertas del banquillo pero sobretodo después del durísimo escrito de calificación de la Fiscalía, el jefe del Consell ya sabía que tenía que poner toda la carne en el asador. No le quedaba otra salida. Unas declaraciones de Dolores de Cospedal en las que dejaba en el aire la continuidad de Camps y la decisión de Rajoy de ratificar a su número dos en el PP como candidata en Castilla-La Mancha mientras mantenía el silencio sobre el jefe del Consell, encendieron la cólera de Camps. Forzó una reunión del comité electoral regional del PP para autoproponerse y trasladar la patata caliente a la cúpula nacional, la única con potestad para confirmarle.
El órgano de Génova encargado de tramitar las listas electorales se reunió esa misma semana para avalar a De Cospedal pero dejó pendiente la decisión sobre Camps. El retraso levantó de nuevo los recelos entre los notables del campismo. Así que al jefe del Consell volvió a recurrir a la presión. Tanto el presidente del PP en Castellón, Carlos Fabra, como el líder popular en la provincia de Valencia, Alfonso Rus, salieron a la palestra para criticar los aplazamientos y recordarle a Rajoy que Camps le apuntaló en 2008, dijo Rus, "cuando le faltaba la peseta para el duro". Es decir, cuando la continuidad del líder del PP estaba en el alero. Rajoy se ha visto envuelto por la presión de Camps pero también por los tiempos electorales. En apenas un mes se convoca la cita con las urnas del 22-M. Así que, al final, ha tenido que ceder para acabar designando al titular de la Generalitat.
¿Gesto público de Rajoy con Camps? Ayer, durante un corrillo informal con periodistas en los pasillos del Congreso, Mariano Rajoy se limitó a decir: "Ya lo dije hace seis meses, pero nadie me creyó". Pero aún no hay fecha para un acto conjunto. En la convención de Palma de Mallorca, el líder del PP estará con todos los candidatos. Sí se espera su presencia para las Fallas. Pero la decisión es un riesgo y, a la vez, un problema para Rajoy. Muy probablemente, el juez Flors abrirá juicio oral a pocas semanas del 22-M. Y la vista contra Camps, con jurado popular, podría celebrarse en otoño, con la carrera hacia La Moncloa del líder del PP ya en marcha. Para entonces, Rajoy se puede encontrar con Camps sentado en el banquillo y, a la vez, con avances en la investigación de la supuesta financiación del PP de la Comunidad a través de Gürtel, una pieza que el TSJ aún no ha decidido admitir.
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