Me da tristeza ver y escuchar a muchos jóvenes alabando el franquismo e insultando todo aquel que piensa de una forma diferente, lanzando consignas de muerte a dirigentes del gobierno en sus manifestaciones, exhibiendo banderas pre-constitucionales, swásticas, y todo el reflejo de los que coartaron las libertades en España y en el mundo.
Al mismo tiempo, los herederos juveniles del régimen, vestidos con pantalón Levi`s, camisa burberry, y un jersey de cashmir colgado al cuello y muy pijas ellas, con modelitos a la ultima para demostrar que no todos somos iguales, saben perfectamente que los primeros son la carne de cañón para poder ver algún día el resurgimiento de ese sistema donde ellos se puedan diferenciar de esa chusma a la que tanto desprecian.
La misma tristeza que me producen los grupos antifascistas o antisistema que utilizan los mismos métodos que los primeros solamente cambiando los colores y símbolos que la mayoría ni siquiera saben lo que significan.
Cambian la acción por lo que debería ser la razón, encuentran más interesante seguir al grupo repitiendo sus consignas que preguntarse el ¿Cómo o el porque? de las mismas, olvidando lo que paso hace tan solo setenta años donde mediante un golpe de Estado se implantó un régimen autoritario, represivo y sanguinario.
Donde durante cuarenta años, se encarcelaba, se torturaba y se fusilaba a todo aquel que ante la más mínima sospecha o delación, se consideraba enemigo del régimen. No existía libertad de expresión, la censura ocupaba una parte primordial del gobierno y las fuerzas del orden. Tampoco había libertad de reunión y cuando más de tres personas se reunían en la calle, estos eran rápidamente diseminados por la policía al grito de ¡circulando por favor!
En bares, cafeterías y centros de reunión no se podía hablar abiertamente de política, ante la desconfianza y el miedo de que hubiese entre los parroquianos algún policía que al levantar la solapa descubriera que pertenecía a la brigada político social, a la cual se le tenia verdadero terror pues se sabia que tenían manga ancha y máximos poderes para detenerte solamente porque a él le diese la gana. No existía el derecho de huelga y menos el de manifestación. La mendicidad y la homosexualidad estaba proscrita con cárcel gracias a la ley de vagos y maleantes, y la palabra de un proclive al régimen valía cien veces más que la de cualquier ciudadano sin importar la razón, gracias a eso la explotación en bastas zonas de España prodigaron grandes fortunas para una minoría y la miseria y el hambre en la mayoría que solamente veían en la emigración la solución para encontrar una vida mejor.
Para las mujeres que miran con buenos ojos esa placidez del régimen contada seguramente por familiares, quiero decirles que la mujer en ese entonces perdió todo el terreno ganado durante la Republica, que todas, incluso las hijas del régimen no tenían ningún derecho fuera del que les dieran sus padres o esposos. No podían arrendar, ni tener una cuenta bancaria que no fuera con el beneplácito de su conyugue, si esta trabajaba, el padre o el marido podían cobrar su sueldo, y si el marido les era infiel tenían que soportar con resignación su cruz, más, si fuera
ella la infiel, el marido tenía la potestad que mediante denuncia la esposa acabara en la cárcel.
Los malos tratos a hijos o esposas estaban considerados en el ámbito privados de cada familia y la educación basada en el concepto del Nacional-catolicismo que las letras con sangre entran, dando pabilo a que curas y monjas camparan a sus anchas dando vía libre a sus instintos sádicos de golpes y un variado conjunto de castigos cada uno más doloroso.
Por supuesto el aborto era ilegal, lo mismo que él divorcio, y las reuniones y saraos de más de veinte personas necesitaban el permiso de la policía con el lugar, motivo y hora de terminación y en caso de no terminarla a la hora concertada, habría una sustanciosa multa, que de no acatarla podrían acabar los organizadores en la cárcel, ya quisiera yo en aquellos placidos tiempos que la juventud organizara botellones tan de moda en estas épocas.
Los sindicatos verticales, que así fueron llamados, englobaban tanto a empresarios como a trabajadores y eran tutelados por el partido único la Falanje, tomando en cuenta que la mayoría de los empresarios pertenecían o de alguna manera estaban involucrados con la Falanje y que los obreros estaban imposibilitados de protestar o formar parte en alguna decisión en la empresa donde trabajaban, supondrán fácilmente quienes serian los mayor beneficiados por esta situación.
La historia de España solo estaba escrita por los vencedores y su adoctrinamiento se reflejaba en la asignatura obligatoria (y no intentaras ser objetor, ¡¡la que te caería encima!!) Formación del Espíritu Nacional, comúnmente llamada “FEN” y que estaba en todos los cursos del bachillerato, lógicamente de loa absoluta al régimen y que el comunismo y la masonería eran las dos bestias negras y malignas a las que había que exterminar. Sin embargo en esa materia mucho había de frases rimbombantes y expresiones floridas a los valores impuestos y muy poco contenido, realmente la historia contemporánea de 1931 al 78 fue ocultada y nada investigada donde solamente resaltaban algunos eventos importantes que interesaran al régimen y que al día de hoy inclusive muchos investigadores tienen serios obstáculos para realizar su trabajo.
Porque, si no lo sabían, esa era la España de Franco. Un régimen que sometía a base de terror a sus ciudadanos, y que era, al igual que él Clero y la Monarquía la mas grande equidistancia de la democracia, es por eso, que cada vez que algún miembro de la Conferencia Episcopal o algún personaje de la casa real hablan de democracia, seria para morirse de risa sino fuera realmente dramático que mucha gente de hoy piense que si existe esa conformación político-religiosa.
Con todo esto aunado a la decepción causada para muchos, de los llamados partidos de izquierda incluyendo principalmente al partido gobernante. Donde la historia contemporánea se conoce mejor fuera de sus fronteras que dentro. Donde la Ley de la Memoria Histórica es realmente una Ley de punto final. Donde la derecha supo y sabe diferenciar a las victimas de un lado y otro, a pesar de quienes gobiernan en la actualidad. Donde la derecha logró que el gobierno se solidarice y reconozca a las victimas de ETA, algo menos a las victimas del 11 M y nada a las victimas de la Guerra Civil y a las victimas de la dictadura.
Aun así la última batalla está por decidirse y esta será cuando realmente tengamos un gobierno en verdad laico y en verdad democrático, donde nadie pueda estar por encima de las instituciones y que la historia sea contada sin velos ni tapujos.
Rogelio Diz-Analista político
rdiz51@yahoo.com.mx
sábado, mayo 02, 2009
LA PENÚLTIMA BATALLA
Publicado por Mª Ángeles en 11:18
Etiquetas: Artículo de opinión
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