La diversidad clama por la inclusión

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Los traslados impuestos a dos alumnos gallegos a centros de educación especial son para el Movimiento de Vida Independiente un ejemplo de la vulneración de los derechos fundamentales de las personas con diversidad funcional ·· Ayer tocó reivindicarlos con una marcha en Madrid

No se lleva a engaño. Cecilio asume que su hijo de 11 años, que presenta un trastorno del espectro autista, no llegará nunca a hacer raíces cuadradas, pero ha aprendido a sumar, ha logrado superar ciertas fijaciones y, lo más importante, en el colegio en el que ha estado escolarizado toda la vida, el de las Carmelitas de Vigo, mantiene vínculos con su entorno, comparte actividades con otros niños, es parte de la sociedad. Lo que no asume Cecilio es el traslado del pequeño a una institución de educación especial, decretado por la Consellería de Educación, una resolución que ya ha recurrido ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Sus argumentos coinciden con parte de las bases del movimiento de vida independiente, que ayer celebró en Madrid la II Marcha por la Visibilidad de la Diversidad Funcional, y en la que se clamó por la inclusión social y, por ende, la visibilidad de las personas con alguna discapacidad.

Cecilio considera que el traslado a un centro de educación especial, a 7 kilómetros de su casa, será perjudicial para su hijo, porque la sensibilidad a los cambios de los autistas es enorme. El curso pasado su colegio fue dotado de un aula de educación especial, así que entiende además que el niño puede recibir la atención especializada necesaria en las Carmelitas.

El ejemplo vasco

Sin embargo, el centro educativo ha reclamado su traslado. Ha sido un duro golpe desde la institución a la que confió la ­educación del pequeño, pero lo que peor le sabe, dice dolido, es que lo sentencia a la exclusión. "Lo que hacen los centros de educación especial es recluirlos en su mundo y el resto de la sociedad deja de conocerlos. En cuanto quiten a mi hijo de su entorno, se acabó todo el vínculo con los vecinos", prosigue. Por eso aún no sabe qué hará mañana mismo. Lo más probable es que el niño se quede en casa, a espera de lo que dicte el TSXG.
Lo que pide Cecilio no es nada inédito. Su alternativa es la apuesta, por ejemplo, de Gautena, la Asociación Guipuzcoana de Autismo. Este colectivo se encarga de aulas estables, de educación especial, para niños autistas y con otras discapcidades dentro de colegios ordinarios.
A estas aulas acude el alumnado al que no se le puede adaptar el currículo ordinario o que solo puede compartirlo en una parte mínima. Así es posible que siga compartiendo otras actividades con los demás estudiantes y estar cerca de casa, favoreciendo su inclusión social, una de las principales reivindicaciones del Movimiento de Vida Independiente, que ayer hizo oír su voz en Madrid con un lema esclarecedor: Derechos humanos, ¡ya!.

Convención de la ONU

José Antonio Novoa, presidente de Vigalicia, la asociación de vida independiente de Galicia, es uno de los participantes en la marcha. Desde su colectivo, se ha denunciado en las últimas semanas otro caso similar al que vive Cecilio, el de la hija de Mónica Sumay, Alejandra, como ejemplo de vulneración de los derechos humanos de los discapacitados, que recoge la reciente Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. El texto, que ha sido ratificado por España, promulga que las personas discapacitadas puedan acceder "a una educación ­primaria y secundaria inclusiva" y que se les preste "el apoyo necesario" dentro del "sistema general de educación".

40 AÑOS DE HISTORIA

Una filosofía nacida en Norteamérica

Compromisos reales en educación, empleo, sanidad y ocio; derecho a una vida independiente, frente a los modelos de vida en residencias o de dependencia familiar; y una real y plena participación social, que pasa por que las diversidades física, mental, sensorial o intelectual dejen al fin de verse como un lastre para la sociedad.

Con estas reivindicaciones, personas con discapacidad de toda España, entre ellas decenas de gallegos, marcharon ayer por la calle Atocha, en la que fue la segunda manifestación convocada por el movimiento de vida independiente, nacido en España en 2001, aunque sus orígenes se remontan a casi 40 años atrás, en Estados Unidos.

Previamente, por la mañana se sucedieron en Jacinto Benavente varias actuaciones, entre ellas una performance del presidente de Vigalicia. José Antonio Novoa montó una instalación con arena, documentos de personas con diversidad funcional y tableros "para representar a dialéctica entre a espiral da vida e a contraespiral do minusvalidismo que trata de sofocar a vida", explicó .

EL DATO

Ayuda insuficiente

El Foro de Vida Independiente exige las condiciones necesarias para que las personas con diversidad funcional cuiden de sí mismas. "Se ha de garantizar la accesibilidad y establecer un auténtico sistema de provisión de ayudas técnicas, hoy día inexistente" , dice su manifiesto .

Fuente: El correo Gallego