Es un largo proceso de trabajo y recuerdos, intentos infructuosos y la inestimable ayuda de mi buena amiga Ma. Ángeles que día tras día ha permanecido atenta a mi tediosa y dura enfermedad que ha desembocado felizmente para todos, pues desde el día 8 de enero que sufrí el ICTUS, no ha existido día en que no pensara en vosotros, pero no podía y no sabía como podría comunicarme con todos. Me diagnosticaron síndrome de cautiverio, y no hará falta que os explique que, oyéndolo absolutamente todo, no podía comunicarme con nadie, nada más que con la mirada de mis ojos y la negación o afirmación de mi cabeza. Solamente. Ahora ya es distinto gracias a la rehabilitación que hoy día todavía recibo. A partir de ahora, ya sabréis algo mas de mí.
Gracias a todos mis asiduos por vuestra paciencia y a los que se interesaron por mí y no pude corresponderles al tiempo. Lo comprendéis, ya sé.
Teuladí
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