Un minusválido en huelga de hambre reclama un piso accesible a la Junta
MANUEL J. ALBERT - Huelva - 22/05/2008
Joaquín Mora, de 56 años, lleva siete siendo un prisionero en su propia casa. Aquejado de una enfermedad que le ha supuesto la amputación de la pierna izquierda y la inutilización de la derecha, ha pasado estos años atado a una silla de ruedas y enclaustrado en un piso propiedad de la Junta en Huelva, situado en una segunda planta sin ascensor. "Pedí un ascensor, pero no se puede instalar en el bloque. Ahora lo que pido es un piso adaptado y accesible. Pero no me lo dan. Lo que me han ofrecido no vale", afirma. Desesperado, Mora se ha puesto en huelga de hambre. Hoy cumple su décimo día sin comer. La Junta, no obstante, confía en encontrar una pronta solución del conflicto.
La Delegación de la Junta de Andalucía ha informado de que se han ofrecido hasta tres alternativas de pisos adaptados a las necesidades de Mora, para que se mude con su mujer y su hijo de 18 años. Pero, en todas las ocasiones, ha rechazado las salidas. "Es cierto que me han ofrecido tres pisos, lo que no dicen es que el primero sí lo acepté. Era un piso magnífico, en la avenida Guatemala, un bajo perfecto para mí. Pero se lo terminaron dando a otra persona cuando ya me habían dicho verbalmente que era para mí", se queja Mora.
Fuentes de la Junta aseguraron que a la Administración no le consta que el afectado hubiese aceptado nunca alguno de los pisos ofertados. Según la Administración autonómica, Mora ha rechazado dos pisos por decir que se encontraban en zonas conflictivas de Huelva y un tercero por el tamaño de la vivienda.
"Se trataba de un piso de escasamente 40 metros cuadrados, con una sola habitación. ¿Dónde iba a dormir mi hijo? Cuando se lo expliqué a quienes me lo ofrecieron, dijeron que mi hijo, que tenía entonces 16 años, ya podía ir emancipándose", recuerda, indignado, Mora. "El otro piso que me ofrecieron estaba en una barriada marginal", continúa. "Aparte de esos dos y del que acepté, no me ofrecieron nada más. Les pedí a la Junta que, a partir de entonces, las ofertas me las hicieran por escrito, pero no volvieron a dar noticias". La Delegación de la Junta afirma que los primeros contactos con los interesados son siempre telefónicos.
Mora terminó por exponer su queja al defensor del pueblo andaluz, José Chamizo, pero la respuesta de éste no le satisfizo. "Creyó la versión de la Junta de Andalucía de que me habían ofrecido tres viviendas". En todo caso, el delegado de Obras Públicas en Huelva, Gabriel Cruz, terminó acudiendo personalmente a casa de Mora para entrevistarse con él. Allí le ofreció adaptar la vivienda en espera de encontrar una solución. Pero Joaquín la rechazó.
"Mi principal problema es que estoy encerrado en casa y que no puedo salir. Y la reforma de mi casa no serviría para solucionar eso", critica Mora. "Yo he llegado a un punto en el que no quiero más parches. Quiero una vivienda digna y accesible. Porque no soy ningún criminal que tenga que estar encerrado. No he hecho nada malo para tener que estar bañándome o haciendo mis necesidades en la cama, ya que no puedo entrar al cuarto de baño. Estoy harto. Quiero una oferta seria, decente y por escrito", concluye Mora.
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