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Traemos hoy en nuestra entrada vespertina, un artículo sobre la "Intervención con personas con discapacidad intelectual: el reto de la excelencia" un tema que gira hacia el trato que este sector viene recibiendo en la actualidad, bien o mal, es la ignorancia sobre dicho tema la que opera estas desagradables situaciones en la actualidad.
Se hace necesaria una participación activa, amplia y desde una perspectiva en la que su inclusión resulte socialmente viable.
Todo dependiente con una movilidad diferente debe ser considerado en función de unos derechos que, por lo general, son comunes a todos, y es por eso que precisemos el reconocimiento de su existencia y aplicación.
Es necesario que la sociedad, en general, vea natural el comportamiento con unos seres iguales pero con unas condiciones especiales, eso no supone ningún privilegio o discriminación tanto si es positiva, como si resultase negativa. Perseguimos la igualdad dentro de nuestras diferencias. Sencillamente es eso de lo que se trata, que el conjunto de la sociedad nos aplique las mismas reglas que lo hace con todos.
Hechos como los que acontece en este artículo que ahora les mostramos, son los que quisiéramos erradicar definitivamente del estilo periodístico, que su estilo ético deje de contemplar estos casos discriminatorios y de desigualdad, máxime cuando se dan en una vertiente insultante. No entraremos en razones que no requieren su debate por lo baldío del tema para según quienes, la radicalidad de unos fanáticos, sean de la tendencia que sean, siempre resultan inadecuados como en el presente caso. El aborto es un tema que solamente compete a quien debe tomar unas decisiones sobre él, nunca hay que darle pábulo a quien no lo necesita o simplemente que esconde su hipocresía tras una decisión oculta.
Es lo que se entiende de este refrán:
"QUE CADA PALO MANTENGA SU VELA"
LIBERTAD INDIVIDUAL
ALTO A LA INQUISICIÓN QUE SUPONE ESTA PROHIBICIÓN.
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