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No hay problemas insolubles en el PP de Benidorm, ni en cualquiera de los partidos políticos que tienen luchas internas para designar candidatos a las elecciones autonómicas y municipales y para confeccionar listas. Es normal que haya militantes con «ambición legítima» de ser alcalde o concejal de su pueblo o presidente o diputado de su comunidad autónoma. Estos días se habla mucho del problema del PP en Benidorm, porque Camps quiere que el candidato sea Pérez Fenoll y Ripoll apoya como candidata a la zaplanista Gema Amor. El problema de Benidorm no es de Amor y Fenoll, sino de Camps y Ripoll.
Lo malo de todos los partidos y no sólo del PP no es tener problemas sino carecer de dirigentes cualificados para resolverlos. Pero las cosas se agravan cuando «los órganos competentes» a los que alude Ripoll para solucionar el conflicto de Benidorm, no funcionan, como podría haber ocurrido en las fracasadas primarias del PSPV-PSOE, en las que iban a enfrentarse Jorge Alarte y Antoni Asunción y que fueron abortadas por la anulación de avales al segundo de ellos que deberá demostrar que hubo 'pucherazo'.
En un partido con democracia interna, los candidatos de Benidorm, por ejemplo, deberían ser elegidos por los militantes en asamblea con el compromiso de formar una piña con el que obtuviera la mayoría de los votos, aunque sea con la diferencia de uno solo.
No me gustan los que presumen de demócratas de toda la vida, sino el demócrata de cada momento. Tampoco es bueno presumir de conseguir votos con posturas escasamente democráticas, como la de Camps negándose a contestar a preguntas de un periodista del diario 'Publico', en Bruselas, sobre el 'caso Gürtel' y sobre la salida de Cascos del PP, con el agravante de reconocer en privado (pero a micrófono abierto), ante Manuel Villalante (de Fomento) y Lluís Recoder (de CíU) que esa actitud le daba votos. Eso es una barbaridad. Un buen político lo contesta todo y debe saber salir airoso de las más incómodas preguntas. Camps tiene tablas para no vanagloriarse de preferir votos a democracia.
También prefiere votos a sensatez la alcaldesa de Orihuela promocionando un vídeo de animación en defensa de la Cruz de la Muela que, por lo que aparece en los medios informativos, no es la mejor manera de manejar un asunto realmente delicado, mezclándolo con el mercadillo medieval. Los políticos. ¡Señor, qué cruz!
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