La convención programática nacional que los populares han celebrado este fin de semana en Sevilla tendrá importantes repercusiones para el futuro del conjunto del PP-CV. Al menos, así se desprende de los continuos guiños que distintos miembros de la direccion nacional hicieron al jefe del Consell y del PP de la Comunitat, Francisco Camps, a quien prácticamente catapultaron a la candidatura autonómica a falta de la decisión oficial, ignorando los flecos judiciales pendientes vinculados al 'caso Gürtel', visualizando un apoyo directo hacia su persona.
El cónclave popular, además, sirvió a Camps para poder visualizar una mayor unidad entorno hacia su persona en la provincia de Alicante, pues hubo una nutrida presencia campsista frente a los seguidores de la ejecutiva provincial, a quienes invitó a «trabajar al cien por cien» por los próximos retos electorales del mes de mayo «sin ningún tipo de excusa».
Dicho mensaje tuvo una respuesta, al menos aparente, por parte de los principales alcaldes del PP de Alicante afines a la provincial que trataron de mostrar, lo más posible, su proximidad con la dirección regional. Fue el caso de la secretaria provincial y alcaldesa de Orihuela, Mónica Llorente, y de los primeros ediles de Villena y Alcoy, Celia Lledó y Jorge Sedano, si bien este último no acudió a la cena de la delegación valenciana. Los tres trataron de juntarse a los campsistas alicantinos tratando de olvidar épocas pasadas.
Si en estos casos el acercamiento podría atribuirse a intereses personales, pues la continuidad de los tres alcaldes depende de la dirección regional. No es el mismo caso el de otros alcaldes, como el de Callosa de Segura, Javier Pérez, y el de Daya Vieja, Rafael Vives, que también acudieron a la cena regional en Sevilla, a pesar de que designación corresponde a la dirección provincial.
Desde la dirección regional consideraron este hecho como «el inicio de una nueva etapa» y la constatación de que la unidad del partido alrededor de Francisco Camps es «incuestionable», sobre todo tras los respaldos directos de la cúpula nacional durante la convención. Este apoyo no se dio con otros dirigentes populares, como el caso de José Joaquín Ripoll, quien no encontró una gran acogida ni tampoco consiguió realizar ninguna amplia movilización de militantes afines. De hecho, la presencia de alicantinos afines a Camps fue de tres a uno a favor del 'molt honorable', reflejándose un cambio de aires en la militancia popular alicantina.
Frente al calor percibido por Camps, tanto en público -con las declaraciones de Ana Mato- como en privado -en la charla de Rajoy con los presidentes regionales-, el dirigente provincial pasó desapercibido. Más allá de su presencia en fotos de familia con la delegación valenciana o con la secretaria general, María Dolores De Cospedal, se echó en faltó algún guiño a su continuidad similar al de Mato a Camps, pero no sucedió así, y por lo tanto se mantuvieron las dudas respeto a su situación al frente de su continuidad en la Diputación, reabriéndose las especulaciones en torno a este asunto.
Ripoll tuvo una presencia bastante fugaz -sólo acudió la jornada del sábado-, apenas se reunió con dirigentes nacionales y mantuvo una posición fría y distante con el jefe del Consell. De hecho, no acudió a la cena oficial de la delegación valenciana por motivos personales y, según diversas fuentes, junto a dos personas suyas, fue de los escaso que no aclamaron a Camps durante su intervención, manteniendo durante la misma una posición pasiva y de absoluta frialdad.
Por el contrario, el protagonismo perdido por Ripoll lo cogió la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, junto a Camps y Rita Barberá, los más aclamados del PP-CV por los militantes, no sólo de la Comunitat sino del conjunto de España.
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