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Sábado 22 de enero de 2011
Camps intenta ofrecer imagen de fortaleza para acelerar su elección como candidato del PP
La cúpula regional de los populares trata de recortar los plazos marcados y forzar a Génova a ratificar al jefe del Consell antes de la convocatoria electoral
No llegó al discurso inaugural de José María Aznar. No le hizo falta. A las seis y media de la tarde, Camps apareció para fotografiarse con buena parte de la amplia delegación del PP de la Comunidad -más de 300 personas- presente en el evento, saludar a Aznar, darse dos apretones de manos con Mariano Rajoy -uno en el escenario de la convención y otro en una cena con notables de la sociedad andaluza- y defender su gestión al frente de la Generalitat como aval para optar a un nuevo mandato. "Las autonomías son las que prestan más servicios sociales", apuntó para ejemplificar su tesis con su labor al frente del Consell. "El 80% del presupuesto de la Generalitat se destina a sanidad, educación y políticas sociales y nueve de cada diez funcionarios que trabajan para el Gobierno valenciano son profesores, maestros, médicos o personal sanitario", aseveró el líder del PP que insistió en la línea de la autocomplacencia. "Desde que estoy al frente de la Generalitat, se ha inaugurado un hospital cada año, una depuradora cada mes y un colegio o instituto cada semana", detalló en una breve comparecencia.
Camps tiene prisa. Sabe que el tiempo no juega, precisamente, a su favor. Génova ha decidido retrasar hasta abril -con la convocatoria electoral ya rubricada- la decisión sobre su futuro como candidato a la Generalitat. En 2007, a estas alturas, Camps ya llevaba ocho meses proclamado. Ahora, sin embargo, Madrid mira de reojo al TSJ de Valencia y a la decisión que tomen los jueces sobre el jefe del Consell en el marco de la investigación del caso Gürtel. En medio de ese escenario, la estrategia diseñada por la dirección regional del PP pasa por intentar acelerar al máximo los plazos y forzar a Génova a adelantar la ratificación de Camps, un retraso que, al tiempo, bloquea la confirmación de todos los candidatos locales.
En la foto de familia de los populares valencianos faltó el presidente del PP de Alicante, Joaquín Ripoll, -tampoco estuvieron ni Carlos Fabra ni Alfonso Rus- y sus principales colaboradores como Mónica Lorente o Gema Amor. Hoy, sin embargo, será el gran día de Camps. Por la mañana, desgranará la gestión de la Sanidad en la Comunidad que, de esta manera, se convertirán en elemento base del programa electoral del PP. Se espera, en ese momento, otra gran escena de familiar de los populares valencianos. Ese será el termómetro que ceritificará si existe un acercamiento, a las puertas de la elaboración de las listas electoral, entre la cúpula popular de Alicante y el propio Camps que, con posterioridad, almorzará, junto al resto de barones populares, con Mariano Rajoy. Ya por la noche otra demostración de fuerza. El jefe del Consell preside una cena de la delegación valenciana -Joaquín Ripoll ya estará de vuelta hacia Alicante- en un céntrico restaurante sevillano. Se esperan más de 250 personas. Exhibición de músculo para presionar aún más a Rajoy.
Castedo "vende" Alicante como ciudad sostenible y reclama más financiación
La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, fue una de las protagonistas de la primera jornada de la convención que el PP celebra durante este fin de semana en Sevilla. Castedo fue la encargada de presentar una ponencia sobre sostenibilidad municipal y, obviamente, aprovechó la ocasión para trazar el futuro de Alicante como una ciudad que dedica gran parte de sus esfuerzos a lograr un objetivo que, dijo, "es una obligación de las administraciones públicas y una cada vez más evidente demanda ciudadana". En este sentido, la alcaldesa citó el reconocimiento de Naciones Unidas al papel de Alicante como modelo mundial de ciudad sostenible y detalló en su intervención, entre otras cuestiones, iniciativas como la Ciclovía, la extensión de los carriles-bici o el desarrollo de la red de tranvía. La primera edil alicantina, en todo caso, advirtió de que la obligación de los dirigentes políticos a la hora de convertir sus ciudades en modelo de convivencia sostenible supone un esfuerzo económico, en estos momentos, muy difícil de mantener. En este sentido, Castedo apuntó hacia el Gobierno para exigir una mayor financiación. P. r. f.
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