España es el segundo país de la Unión Europea donde más caro resulta mantener una cuenta corriente y utilizar tarjetas de crédito. Como media, cada consumidor paga al año 178 euros, una cantidad sólo superada por Italia (253 euros) y muy lejos del precio que tienen estos servicios bancarios en Portugal (45 euros), Holanda (46 euros), Bélgica (58 euros), o Bulgaria (27 euros). Las cifras aparecen en un informe publicado ayer por la Comisión Europea que llama la atención sobre la disparidad de precios en la UE y la falta de transparencia en su información al usuario. España también aparece a la cabeza de los países más opacos. Incluso los autores del estudio tuvieron que pedir aclaraciones adicionales a los bancos sobre los precios de sus servicios, y no sólo para el caso español, por ofrecer información engañosa e incompleta. El estudio se basa en los datos de los principales 224 bancos y cajas de la UE (18 de ellos, españoles) y, trazando cuatro perfiles de usuario medio, llega a la conclusión de que, en el caso español, los precios "se sitúan sistemáticamente en la parte alta" de la tabla. Sin embargo, advierte que el precio final pagado por el consumidor está probablemente por debajo de la media de 178 euros, debido a la arbitrariedad con que se pactan las comisiones, que dependen de negociaciones caso por caso entre el cliente y el banco. Esta práctica, habitual en España, no se da en otros países europeos, según el informe comunitario. La comisaria Meglena Kuneva reclamó ayer a las autoridades nacionales que cumplan su obligación de "hacer respetar la legislación de la UE" en materia de protección del consumidor.
23-IX-09, lavanguardia
Fuente: radical.es
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