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Si no salvo mis ideales, no me salvo a mi.







maito:%20msierrahoyos@gmail.com







































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martes, mayo 07, 2013

¡Todo pasa en un momento!



Todo parecía ser como en un cuento de hadas. Comenzaba a saborear mi jubilación, tenía ante mi un panorama muy halagüeño. Tenía mis finanzas como las deseadas, un recientemente estrenado coche del que estaba muy satisfecho, todos mis hijos emancipados. ¡Que más podría desear! 

Mi vida estaba ajena a toda sospecha que alterase mi existencia. Nada me podría ocurrir a mi que todo lo tenía controlado. Pero había una coa con la que no había contado. Mi salud. Comía con desenfreno todo aquello que me apetecía, y esto solía ser siempre. A cualquier hora del día o la noche comía sin saciar mi voraz apetito y claro. Estaba que como se suele decir que en cualquier momento podría explotar. Y eso es precisamente lo que me ocurrió. Un día estaba intentando cambiar el tallaje de una prenda con la que obsequiar a unas de mis hijas y sentí un pertinaz mareo. Después de una prolongada espera y viendo que este no me desaparecía, acudí al vigilante de guardia de aquel lugar y tras tomar la camilla del botiquín me acosté sobre la misma esperando que se me pasara, pero no fue así y se requirieron los servicios de una ambulancia que resulto ser de un Servicio Vital Básico. Este tenía los de un socorrista experimentado que tras practicarme una prueba de azúcar, rápidamente me introdujo en su ambulancia y disparado acudió al Servicio de Urgencias del Hospital donde se me prestaron todas las asistencias requeridas para mi estado. Me había atacado un ictus y mi estado era de extrema gravedad.

Cuento todo esto para indicar que antes ni se me había plateado esta realidad que rápidamente se me había presentado. Yo que siempre había destinado estos acontecimientos a terceras personas y nunca a mi, considero que toda persona debiera pensar en esta o parecida realidad. Que en cualquier momento se nos puede presentar llegar a esperar una silla a la vuelta de una esquina.

No es que quiera ser agorero pues soy en todo caso el extremo, muy optimista, pero ahí queda la realidad con mis insospechadas experiencias.

Por eso considero que la aplicación de una Ley de Dependencia que nos cubra a todos de esta posible contingencia, es algo que debiera contemplarse como uno de los pilares básicos del bienestar general. No es cosa privilegiada de nadie, es que hasta a los opositores del cumplimiento de la misma Ley de Dependencia, un día inesperado podría llegarles a suceder algo parecido que los convirtiera, de la noche a la mañana, en otro dependiente más con el que engrosar estos colectivos que lejos de menguar están en continuo crecimiento.

Y no quisiera que nadie pensara en que esto pudiera ser como una velada amenaza, todo lo contrario, solo es algo que solo quisiera que todo nuestros lectores considerase como otra posibilidad.

No es gusto para nadie abandonar de repente una vida más o menos cómoda, regalada en algunos casos por tener que aceptar que todo eso se acabó. ¡Todo pasa en un momento!

¡Pensémoslo!




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