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Triste, muy triste siempre resulta comprobar el índice de corrupción que campa por nuestra clase política, no importa de que partido sea, aunque reluzca mayormente que un partido en el gobierno que alcanzó la Moncloa esgrimiendo este mal, irrumpa en nuestras vidas con una presencia de ánimo que eclipsa sus anteriores repulsas. Es cierto que este siempre aparece sorpresivamente y en cualquier ideología pero lo que se viene generalizando apunta hacia el PP. Triste, muy triste resultará este espectáculo cuando finalmente sea su líder político quién más encubre tanta podredumbre como oculta en agradecimiento a que otros le impulsarán hasta conseguir su anhelada presidencia.
Contraste ineludiblemente con su oposición frontal a que los dependientes podamos lograr ver cumplidos sus compromisos con la aceptación de una Ley que ellos mismos signaron con gran complacencia. ¿Que ha sido de sus propósitos, que le condujo a su boicoteo, podremos fiarnos de alguien que primero promete y después se contradice?
Ayer a últimas horas recogía el acontecimiento surgido en Valencia en favor de la DEPENDENCIA, aunque por la prisas en publicarlo me traicionara con su ubicación que, finalmente no sería en la fachada principal de la Catedral, sino en la posterior, delante del Palau de la Generalitat Valenciana en donde durante meses permanece nuestra compañera Dolores Carrasquilla, en protesta por su inmenso incumplimiento y recargo con su injustificado copago, en el mismo sitio que se le ofrenda con flores a la "cheperueta" nuestra virgen de los Desamparados.
Posiblemente empujado por los incumplimientos del PP, se vea abocado a abandonar el partido el líder vasco Antonio Basagoiti a quién todavía parece asistirle un poquito de decencia, también de dignidad.
Pero eso es algo que en estos tiempos extraña en nuestra clase política por su ausencia.
Esperemos que a los dependientes nos esperan mejores tiempos, lo contrario será la confirmación de que el PP se ha encargado de asestarnos el último hachazo a nuestras esperanzas.
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