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Existen personas que como María Dolores de Cospedal están aquí porque tiene que existir de todo, digo yo, pues no tiene el mayor aprecio por la vida de los demás, eso quedó demostrado con el cierre nocturno que promulgó con los servicios de urgencias en Castilla-La Mancha, revocado por la justicia quién las restauró negándole la validez de la norma que ella dictó. Ahora nos ocuparemos de otra de la que no pocas cosas se le han puesto de por medio, entre otras unas relaciones corruptas que en sus tiempos estuvo soportando aún cuando ahora lo niegue, que se le va a hacer, ¿pero le ponemos precio a la dignidad? quien sabe, quizás es lo que alguno se lo llegue a preguntar. El caso es que ni de la una ni de la otra nos podremos nunca fiar.
Si a nosotros los dependientes nos niegan hasta la sal ¿que podríamos decir de sus corruptelas declaradas a las que nos niegan hasta la verdad?
Ni les preocupa si delante de sus narices (Palacio de la Generalitat ValencianaI) unas chicas han permanecido y aún permanece una reclamando si dignidad. Solo tienen en su cuerpo la defensa de sus privilegios que se imponen, nada más.
Mientras nosotros tenemos que dejar de comprar nuestro plan medicamentoso por falta de recursos (ahora incluso nos han retirado toda subvención y nos imponen el copago) la clase política goza de unos privilegios que se resisten a perder. ¿Lo entiendes?, ¡yo tampoco!
Justo es reconocer que la salida prolongada de esta crisis es achacable a nuestra clase política, si no meditemos las palabras de Carlos Solchaga y veremos aquello que nos dice
Aquí no hemos sido solidarios con un estado que lo necesita, simplemente se ha desarrollado un salvamento partidista que en nada le beneficia al conjunto del estado.
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