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DIEGOCARRASCO
Publicado: 31/12/2010
VISCERAS ALTERADAS
Este año 2010, declarado año hernandiano por celebrarse el centenario del nacimiento del poeta de Orihuela Miguel Hernández, nos deja escenas que desentonan, cuando menos, de la lógica de las cosas.
La circunstancia, ajena al poeta, de que las instituciones encargadas de hacer los homenajes, estén gobernadas por el Partido Popular nos proporciona imágenes de difícil encaje para muchos, mucho más para Miguel, si estuviera vivo.
Miguel Hernández, además de poeta, fue un luchador. Él fue a las trincheras a pelear porque en España no se impusiera la barbarie. No se consiguió y él, como otros muchos, dio con sus huesos en la cárcel, castigado por oponerse a los detractores de la libertad. Allí, encerrado, enfermó, y por falta de atención médica por impedirlo los verdugos de la derecha franquista, murió escupiendo sangre mientras escribía versos en trozos de papel higiénico y sobre el yeso húmedo de las paredes de la celda.
Hoy lo homenajean los representantes ideológicos de aquellos verdugos, yo sé bien que sin ningún arrepentimiento de lo sucedido. Véase si no, que el PP con toda su alma se opone a sacar de las cunetas a los cadáveres de los republicanos. Y no se paran ahí, sino que usa su poder en los tribunales para cargarse al juez Garzón. Dicen que no hay que abrir heridas. Claro, ellos tuvieron tiempo de enterrar dignamente y homenajear a sus muertos. Y lo hicieron con el desprecio de excluir a los del otro bando (como a Miguel) haciendo constar en las cruces de los caídos anónimos, que cayeron por Dios, y encabezados por su ilustre José Antonio Primo de Rivera; para que quedara claro que sólo eran los suyos.
Estos herederos ideológicos de los verdugos de Miguel Hernández, se aprovechan del nombre, de su figura y hasta de sus versos para cubrir con descaro la franja de sensibilidad que hay en los ciudadanos y dar a entender que amamos las mismas cosas, que todos somos lo mismo. ¡No, hombre, no! "Niño yuntero ha nacido, con el cuello perseguido, por el yugo para el cuello" Esa persecución a la que alude en su verso Miguel, es la de los que le homenajean, que con la España de miseria, se oponían a distribuir riqueza y libertad. Son los que ponen el yugo al cuello del niño, de los niños, de los pobres, del pueblo.
Confieso que no alcancé a entender qué pintaban los señores del Partido Popular trajeados y engominados, en el concierto de Joan Manuel Serrat en el teatro circo de Orihuela. Todo chirriaba como goznes envejecidos.
Y miren ustedes por donde, aún tendremos que darle las gracias y considerarlos casi progres, por acordarse de Miguel Hernández. Sí, las gracias por levantar hoy el mito del hombre que entonces dejaron caer. Sé que no es causa noble, que lo hacen por el poder; y por ello espero que se le remuevan las tripas cada vez que oigan o pronuncien su nombre Miguel, igual que a mí, cuando les veo descubrir placas o inaugurar congresos con el traje heredado de aquel verdugo. Ese sería el mejor homenaje que querría Miguel Hernández.
Diego Carrasco López
Escritor
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