“Las ‘familias’ surgen cuando el objetivo no se tiene claro o no gusta”
Pablo Elorduy / Redacción Diagonal
Hablamos con el ex coordinador general de Izquierda Unida en pleno proceso preasambleario. La crisis de la izquierda parlamentaria, evidenciada en los comicios de 2007, el cambio de ciclo de la economía liberal, las divergencias con las centrales sindicales y la necesidad de un nuevo escenario de “ruptura democrática” marcan el discurso
DIAGONAL: ¿Qué medios hay para que se dé una unidad real?
JULIO ANGUITA: Estamos en una época de debacle de la izquierda. Lo que está ocurriendo en estos momentos es que se está evidenciando que la Transición fue una chapuza y que ya no tiene sentido. Estamos ante la necesidad de lo que en un momento se llamó ruptura democrática. La izquierda en estos momentos es una propuesta alternativa superadora del sistema capitalista, que implica el tema de la banca, de la empresa, de la economía, de la ética; y esa alternativa tiene que ir creciendo en el seno de la sociedad y apoderándose, mediante el voto ciudadano, de las instituciones, para hacer otra política diferente: sin concesiones a lo políticamente correcto. Para eso tiene que haber un convencimiento en la militancia y en los votantes en torno a un proyecto alternativo que pretenda ser tal. Para mí, eso es la refundación de IU.
D.: ¿Más allá de las ‘familias’?
J.A.: Lo que ocurre es que las ‘familias’ surgen cuando el objetivo no se tiene claro o no gusta. Automáticamente, todos los esfuerzos se dedican a reproducir diferencias. Es un proceso, diría yo, casi biológico.
D.: ¿Esto viene de la cultura del PCE?
J.A.: Esto es un problema nuestro, del PCE. Creo que el PCE le dio a IU lo mejor que tenía, pero también le dio sus problemas; y uno de los problemas que el PCE no ha sabido, no ha querido o no ha podido resolver es dejar clarísimo cuál es su política de alianzas. Desde la legalización misma, hay una idea larvada en el PCE que se manifiesta en determinados momentos, que viene de la mano de los exiliados. Para ellos, la idea está clara: la unidad de la izquierda es la unidad de socialistas y comunistas, entendiendo por socialistas al PSOE y por comunistas exclusivamente al PCE, y que esa unión de tipo institucional es la clave del cambio. Eso es falso. Cuando aparece IU comienza a aparecer el discurso de que, en el fondo, éramos subsidiarios del PSOE. Ese es el discurso con el cual hemos tenido que lidiar.
D.: En el documento segundo que usted redactó...
J.A.: Perdón, de los documentos que han aparecido yo no he redactado ninguno. En los documentos [presentados a la asamblea] hay uno, al que usted se referirá, que presentan siete compañeros de IU en el cual se vuelcan algunas ideas del documento que yo presenté, pero no todas. Por tanto, en los documentos que se van a presentar no está recogido al cien por cien el mío. Es más: renovar las direcciones al 50% no está recogido, solamente habla de la dirección general, cuando yo planteé que fueran todas. Por tanto, no tengo ningún documento en el que me sienta totalmente representado.
D.: En su texto señalaba la pérdida de autoestima por parte de IU.
J.A.: En el documento que presenté, planteé que el proyecto está prácticamente amortizado. Consideraba entonces que estábamos al borde de la extinción, y lo sigo considerando.
D.: ¿Y cree que esta asamblea puede desembocar en esa extinción?
J.A.: El resultado de las asambleas nunca desemboca en extinción. Debe haber una clarificación, IU tiene que abrirse a un momento refundante, que signifique llamar a la gente, actuar limpiamente, con un mínimo de disciplina que da la voluntad de la gente, votando en torno a un proyecto de izquierdas que no elude ir a las instituciones, pero para hacer allí otra política... Que en el juego del PSOE y el PP no entre en la trampa de hacer todos piña contra el PP. Porque cuando se han votado (me parece bien que IU no lo haya hecho) las medidas de rescate de la banca, han coincidido PP y PSOE. No son exactamente iguales, pero hacen muchas veces las mismas funciones. Lo que importa es lo que hace el alfil en un juego de ajedrez, no si es de madera o de hierro.
D.: Cuando habla de actuar limpiamente, ¿hace referencia a los censos?
J.A.: Sí. Yo lo he propuesto en mi asamblea básica. Creo que se ha aprobado en el nivel provincial y, si se aprueba en el nivel andaluz, lo defenderé en la asamblea federal. Se trata de que la dirección que salga de esta primera fase, al día siguiente ponga los censos a cero, y comience un proceso en donde tengamos todos que volver a apuntarnos. Ojalá se apruebe y pongamos otra vez los censos a cero, para evitar las barbaridades que se están produciendo.
D.: ¿Ha perdido combatividad IU?
J.A.: Sí. El mundo de referencia de IU ha ido diluyéndose. En vez de asumirlo y buscar las alternativas, ha seguido atada a los fantasmas. Un caso concreto: en el año ochenta y tantos existía una idea de que el PCE ‘tenía que ser’ de CC OO. Lo que nos hemos encontrado es que ese sindicato ha girado hacia un sindicato de servicios. Ésa es su decisión, pero hemos seguido manteniendo la ficción de que teníamos que apoyar lo que apoyasen los sindicatos mayoritarios. Y en eso yo nunca he estado de acuerdo. Nosotros apoyamos las políticas de los sindicatos cuando coincidan con las nuestras. No hemos tenido la capacidad de ir creando una autoridad moral en el terreno sindical para que todos se disputasen nuestro apoyo, porque lo hemos dado ya simplemente por llamarse CC OO. Segundo referente perdido: lo que para muchos significó la caída del muro, sobre todo porque se puso en marcha aquella operación que presentaba a la socialdemocracia como la única alternativa al capitalismo. Pero es que lo que hay ahora no es socialdemocracia: es el ala de izquierdas del liberalismo.
D.: ¿La refundación requiere que haya líderes que den un paso atrás?
J.A.: Ya antes de que Gaspar Llamazares se retirase, el documento que presenté ante el partido lo decía claro: en la primera fase, un 50% de renovación. Naturalmente, sé que en algunos lugares no será posible porque son las propias bases las que no quieren aceptar que ellos tienen que dar el paso de asumir tareas de dirección, porque hay también mucha comodidad. Planteé el 50%; y en la segunda fase, el 25% de lo que quedase.
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