Vivimos en una sociedad anclada en distintos modelos de comportamiento y nunca sabemos por donde vamos a acabar saliendo unos y otros. ¿Qué nos ha pasado para qué en el momento actual estemos tan confundidos, tan perdidos, tan extraviados y nos acabemos convirtiendo tantas veces en personajes incoherentes con nuestros propios principios?
Hay tres actitudes sociales y humanas que actualmente me confunden por el mal uso que pienso que hacemos de ellas, la caridad, la solidaridad y la responsabilidad. Tres grandes valores que no aplicados en su contexto, en su debido momento y con el rigor que precisan y merecen pueden ser demoledores para el conjunto social y para nosotros como individuos, porque acaban dándonos como produzco la siempre repudiada por todos hipocresía social y sus devastadoras consecuencias.
Nosotros somos los responsables de alterarlos y destruirlos.
¿Alguien conoce algún hipócrita, capaz de definirse así? Pobre de aquel que se le ocurriera porque se apartaría de su lado todo el mundo pese a estar arrepentido.
Tal vez esto se solucionaria fácilmente como todo, pensando, trabajando y partiendo del principio de responsabilidad de uno mismo que va más allá de salvar el culo como solemos hacer, con lo que el principio de solidaridad y el de caridad se suelen desvirtuar a través de siglos y siglos, llevados de la mano de erráticas creencias religiosas, políticas y sociales que nacieron para confundirnos.
Solo si somos responsables, primero de nosotros mismos, podremos ser solidarios y también caritativos.
2 comentarios:
Algo me hace pensar que llevas razón en tus apreciaciones, no obstante la manera delicada del tratamiento. El caso es que, de inmediato, me has recordado la reciente Convención de las Naciones Unidas en favor de las personas con diversidad funcional y no me cuadran algunas formas que pese a todo se mantienen, pues mientras los gobiernos continúan menospreciandonos, nosotros tampoco hacemos gran aprecio de nuestro colectivo, toda vez que mantenemos vivas ciertas actuaciones que solapan funciones gubernamentales que no cumplen, así continúan fomentando la solidaridad, la caridad, la diaria tarea de apoyos y cuidados a las personas diversas, pese a que en tantas situaciones, son los cuidadores quienes más precisan de esos cuidados.
Sinceramente, no se que es lo que pedimos cuando por otra parte estamos contrarestando con las aportaciones que deberían hacer los diferentes gobiernos, principalmente los que han firmado la convenciòn.
Sí señor. Es como si estuviesemos absorbidos por algún absurdo pensamiento irracional e innato del que se aprovechan en nuestra contra. Por un lado exigimos Derechos Humanos y por otro lado encubrimos con muchas veces sanas pero no siempre acertadas acciones, el que no se estén desarrollando. Ahora que ya se acercan las navidades empezaremos a ver el desfile de "solidarios", que en su mayoría lo hacen con la mejor de las voluntades pero que luego permanecen todo el año callados ¿Es que acaso incluso nos marcamos tiempos y situaciones fijas para matar nuestros pecados o por el contrario para encubrirlos porque no supimos o no quisimos por la vía de exigencia social reivindicarlos?
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