25/11/2008 - Edición Imprimida - EDITORIAL
EDITORIAL: 'El perdón y la memoria'
Su propuesta de una "auténtica y sana purificación de la memoria", no obstante, parece alejarse de los parámetros evan gélicos que nos hablan de perdón y de paz para entroncar con un llamamiento a un cierto olvido "necesario" que no responde a las demandas de muchos ciudadanos, que tienen el legítimo deseo de conocer la verdad histórica, con la finalidad que, entre otras cosas, sus lecciones no caigan en saco agujereado.
La Iglesia católica sufrió en carne propia muchos de los abusos de la guerra civil y después participó, como institución, en la represión franquista, pero también en la recuperación de la democracia. El olvido no es nunca la mejor medicina para un futuro conciliador. Tenemos que liberar a los jóvenes de los lastres del pasado", como dice Rouco, pero no claro está que se tenga que hacer a través de la ignorancia de este pasado. Está en el conocimiento y la memoria en que se tiene que basar un nuevo afán de "convivencia serena". Por cierto, nada apoyada por algunos periodistas que se escudan en emisoras episcopales y que con sus actitudes, palabras y estrategias concitan el odio más que proclamar "el perdón y el amor fraterno".
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