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Como estoy rehabilitándome de una larga enfermedad, camino mucho por todos los rincones de ésta ciudad, mi Alicante de toda la vida, la misma que me vió nacer.
El caso es que en mis largas caminatas, esta mañana lo hice por la plaza de Los Caballos Luceros, que nada tiene que ver con lo que otros ilusos piensan, (¡franquismo transnochado)! y cual fue mi sorpresa que, de pronto se dió una anciana un bacatazo que quién sabrá como estaría después del golpe.
Nos apresuramos a levantarla del suelo y después le recomendamos que este tipo de accidentes los tenía que denunciar ante los juzgados. Culpa, sin lugar a dudas del Ayuntamiento de Alicante, pués si bien es cierto, la plaza actualmente se encuentra en obras y presenta muchas irregularidades en el terreno, tantas, que nuestro caminar se hace al estilo de una hincama, ni que decir tiene que si abren las obras a los transeúntes, es bajo la seguridad que el trabajo está terminado, o por lo menos no presenta problemas para ancianos y discapacitados; pero no lo está, así que es suya ésta responsabilidad,. No es lo mismo con los barrones que se instalan para separar las vías del tranvía, eso es otra cosa muy diferente. Existen pasos específicos para atravesarlos, entonces quién reclama no tiene la más mínima razón, pero esto de hoy es un descalabro de nuestro Ayuntamiento de Alicante que quiere apresurar el servicio sin guardar las mínimas garantias de seguridad. Estamos en tiempos de elecciones y por lo tanto de prisas por presentar cuánto más mejor.
Después vendrán los lamentos y justificaciones improcedentes, pues lo que vale es la intención de reparar unas aceras y ponerlas en servicio cuando existen totales garantías de seguridad. Lo demás es un despropósito achacable a la negligente labor de unos políticos incapaces de asumir una responsabilidad que no tienen.
¿Ahora, después de enfriarse el cuerpo, cómo lo tendrá la buena señora que asumió la negligente actuación de unos políticos descerebrados?
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