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El juez de la Gürtel agota plazos y paciencia
Sábado, 1 de enero de 2011
El juez Antonio Pedreira se hizo con la instrucción del caso Gürtel desde el Tribunal Superior de Justicia de Madrid hace un año y nueve meses. Desde entonces, Pedreira ha mantenido e incuso ampliado las imputaciones que hiciera en su día el juez Baltasar Garzón, ha enviado parte de la investigación al Tribunal Superior de Justicia de Valencia, al toparse con aforados (incluido el propio presidente de la Generalitat , Francisco Camps, entre otros altos cargos de su gobierno), sigue manteniendo bajo secreto de sumario diferentes extremos de la investigación, o ha recibido una petición de recusación contra su persona por "falta de imparcialidad" por parte de uno de los principales implicados, el empresario vinculado al PP, Francisco Correa.
Pedreira se ha dedicado en cuerpo y alma a la instrucción del caso Gürtel y, para ello, ha contado con la connivencia del órgano de gobierno de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial ( CGPJ), que le ha relegado de cualquier otra función que no sea la instrucción de ese sumario que afecta e implica a varios ex altos cargos y alcaldes del PP de Madrid, en la parte que a él le ocupa, después de que haya troceado y remitido parte de la presunta trama valenciana al Tribunal Superior de la Comunidad Valenciana (TSJCV) y otras al Tribunal Supremo, en la medida que afectaban a diputados, senadores o eurodiputados del PP.
Lleva Pedreira, por tanto, casi dos años sin entender de ningún otro asunto que no sea la trama Gürtel. Y el CGPJ autorizando y manteniendo esa situación. Pero en las últimas reuniones del Comité Permanente del CGPJ, sus miembros han empezado a preguntarse cuánto tiempo más necesita el "juez autonómico", como le llaman algunos de los miembros del órgano de gobierno de los jueces, que hacen hincapié en su condición de juez que accedió a su puesto por designación de la Asamblea de Madrid y no por el mecanismo habitual con que se selecciona al resto de sus compañeros.
Miembros del CGPJ aseguran que la lentitud con que se maneja Pedreira sorprende e impacienta a muchos en los pasillos de ese organismo, pero otras fuentes del CGPJ señalan que "nadie quiere aventurarse a levantarle ahora la relevación de funciones, porque tememos la interpretación que pueda darse a cualquier movimiento en este espinoso asunto". Verde y con asas: lo que temen esas voces del CGPJ es la interpretación política que se pueda hacer de una decisión que, en cualquier otro caso que no salpicase de lleno a un partido político, no tendría por qué despertar suspicacias ni avivar temores.
Este "temeroso" miembro del CGPJ se refiere, sin duda, al hecho de que si se obliga a Pedreira a que entienda de otros asuntos a partir de ahora, sería interpretado por algunos como un intento de airear de nuevo ese turbio asunto, meterle prisas al juez para que levante partes que todavía mantiene bajo secreto de sumario antes de las elecciones de mayo (con el consiguiente perjuicio para el PP, que trata de evitar que la trama Gürtel pueda aguarle mínimamente la fiesta electoral del próximo mes de mayo). Para otros, en cambio, sería la prueba irrefutable de que se le está metiendo presión, para que cierre cuanto antes su investigación y, de paso, levante el secreto de sumario que mantiene en algunas de sus partes, o para que cometa algún defecto de forma que pudiera dar al traste con la investigación en el futuro (con el consiguiente beneficio para los imputados y el alivio que se le supone a sus excompañeros del PP)
Hay lecturas para todos los gustos y conspiraciones a la vuelta de cualquier esquina, tanto si el CGPJ levanta ya la situación de "relevación" a Pedreira, como si se la mantiene. Pero como hasta la fecha ningún partido político ha reparado en el asunto, parece que la intención del órgano de gobierno de los jueces es dejar las cosas como están o, lo que es lo mismo, dejar a Pedreira tranquilo, trabajando en exclusiva en el caso Gürtel. A fin de cuentas, el "atasco" judicial no es ninguna novedad. Y, siendo rigurosos, el Poder Judicial es independiente, pero como a los miembros de su órgano de gobierno lo nombran los partidos políticos, sería novedoso (aunque democráticamente saludable) que actuasen sin tener en cuenta a sus "padrinos" y a sus intereses.
Fuente: Cuarto poder
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